Riohacha: ¿un Patio Bonito con mar?
Riohacha, la capital de La Guajira, parece estar atrapada en una paradoja inquietante. A pesar de su privilegiada ubicación frente al mar Caribe y su rico patrimonio cultural, la ciudad se enfrenta a un panorama sombrío, marcado por el rezago urbano, la pobreza y la inseguridad. Al observar estas realidades, es difícil no ver un reflejo de Patio Bonito, un barrio al suroccidente de la localidad de Kennedy en Bogotá que simboliza la marginalidad y el abandono. En muchos aspectos, Riohacha se ha convertido en un “Patio Bonito con mar”, donde la belleza natural y el potencial económico se ven eclipsados por problemas profundamente arraigados.
Las estadísticas comparativas entre Riohacha y Patio Bonito revelan similitudes preocupantes que requieren atención urgente.
- Pobreza: Según el DANE, en 2023, Riohacha registró una tasa de pobreza del 55%, una de las más altas del país, mientras que, en Patio Bonito, la pobreza afecta al 45% de la población. En ambas localidades, la pobreza extrema también es alarmante: 22% en Riohacha y 18% en Patio Bonito. Estas cifras muestran cómo ambos territorios se enfrentan a una pobreza estructural que limita gravemente el desarrollo y el bienestar de sus habitantes.
- Analfabetismo: Riohacha tiene una tasa de analfabetismo del 15%, superando significativamente la media nacional. En Patio Bonito, aunque la tasa es menor, alcanza el 12%, lo que refleja una profunda carencia en la educación básica en ambas regiones, afectando principalmente a las poblaciones más jóvenes.
- Acceso a Servicios Públicos: Solo el 60% de los hogares en Riohacha tienen acceso constante a agua potable, mientras que, en Patio Bonito, esta cifra ronda el 65%. Ambos territorios comparten el desafío de ofrecer servicios básicos de calidad a sus habitantes. La situación es aún más crítica en el acceso a saneamiento: en Riohacha, solo el 45% de los hogares tienen acceso a sistemas de alcantarillado, comparado con el 50% en Patio Bonito.
- Inseguridad: La inseguridad es otro punto de convergencia. Riohacha reportó más de 4.500 delitos en 2023, incluyendo hurtos, homicidios y violencia intrafamiliar. La tasa de homicidios en Riohacha es de 37 por cada 100.000 habitantes, mientras que en Patio Bonito es de 34 por cada 100.000, cifras que sitúan a ambos lugares como zonas peligrosas. El incremento de delitos como el hurto y el microtráfico en ambas localidades es un reflejo del descontrol en la seguridad pública y la impunidad que se vive.
Las similitudes entre Riohacha y Patio Bonito no se limitan a las cifras. En ambos lugares, la falta de planificación urbana es evidente y se refleja en las condiciones precarias de vida.
- Infraestructura: En Riohacha, las calles deterioradas, la falta de alumbrado público y la ausencia de un sistema de transporte eficiente son la norma. Del mismo modo, Patio Bonito es conocida por su urbanismo caótico, con barrios informales que carecen de los servicios básicos y donde la convivencia se ve afectada por la carencia de espacios públicos adecuados. En ambas localidades, el desarrollo urbano se ha visto obstaculizado por la informalidad y la falta de inversión.
- Desempleo: Riohacha tiene una tasa de desempleo del 18%, mientras que en Patio Bonito se ubica en el 20%. Ambos lugares enfrentan un desafío similar en la creación de empleos formales, lo que contribuye a la perpetuación de la pobreza y la marginalidad. Los jóvenes, en particular, se encuentran en una situación de vulnerabilidad, con escasas oportunidades de empleo y educación, lo que alimenta el ciclo de pobreza y violencia.
La comparación entre Riohacha y Patio Bonito no es un mero ejercicio retórico, sino un llamado urgente a la acción. Riohacha, con su mar y su cultura vibrante, tiene el potencial de ser mucho más que un reflejo de marginalidad. Sin embargo, para que esto ocurra, es necesario un cambio profundo. Las autoridades locales y nacionales deben comprometerse a implementar políticas públicas efectivas que ataquen de raíz los problemas de pobreza, marginalidad y violencia. Es fundamental que Riohacha se levante y aproveche su mar como un recurso estratégico, transformando su imagen y mejorando la calidad de vida de sus habitantes. De lo contrario, seguirá siendo un “Patio Bonito con mar”, una ciudad con un enorme potencial desperdiciado por la inacción y el abandono. La hora de actuar es ahora, antes de que el mar, su mayor riqueza, se convierta en el triste reflejo de lo que pudo haber sido y no fue.
