1. Entonces dijo Salomón: “Jehová ha dicho que él habitaría en la oscuridad.
2. Pero yo he querido edificarte una morada, un lugar en que vivas para siempre”.
2 Crónicas 6.
El Templo es el lugar donde mora Dios. Traen el arca del pacto y la colocan dentro del Templo, mientras alaban con trompetas; entonces, la gloria de Jehová llega como nube, como el tabernáculo erigido por Moisés. Dios ordenó a Israel construir el tabernáculo, diciendo: ”Me erigirán un santuario, y habitaré en medio de ellos” (Éx. 25:8), porque le agrada morar en medio de Su pueblo.
El deseo de Salomón es que el Templo sea una casa donde habite el Señor para siempre, lo cual se interpreta como una anticipación de la vida de Jesucristo. Y nosotros, que fuimos redimidos gracias al sacrificio de Jesús en la cruz, también somos el templo del Espíritu Santo, lugar de morada eterna de Dios.
Dios es fiel y ciertamente cumple Su Palabra, y Salomón lo afirma con énfasis. El Templo es el fruto del esfuerzo y la dedicación de personas como David, Salomón, el pueblo de Israel y los gentiles. Con todo esto, en lugar de jactarse de los méritos del hombre, Salomón confiesa que fue Dios, quien, con Su mano, construyó el Templo.
Dios, en Su soberanía, escogió la ciudad de Jerusalén para establecer allí Su Templo, como también a Salomón, hijo de David, para que construyera la casa de oración. Él es el Soberano que cumple Sus promesas, creó todas las cosas con Su Palabra y las gobierna.
Dios nos da un pacto y bendice a quien lo cumple. Así, Salomón edifica el Templo como se lo había ordenado a David y se lo dedica al completarlo. El Templo es el lugar donde habita Dios y es el símbolo que muestra a Su pueblo que Él está junto a ellos. Del mismo modo, Dios está con nosotros y permanecerá así para siempre.
Por eso, Pablo afirma que el cuerpo del creyente es el templo del Espíritu Santo y en consecuencia es un templo sagrado. Esto se debe a que Dios habita en el fiel que recibió la salvación. Por lo tanto, debemos entregar nuestro cuerpo como un sacrificio vivo que le agrada a Él y vivir día a día en santidad
Dios habita para siempre en el Templo y permanecerá junto a Su pueblo. Dios les guarde.
