Edicion agosto 27, 2025
CUBRIMOS TODA LA GUAJIRA

MARTHA ISABEL PERALTA EPIEYÚ

Portada Actualidad Guajira Martha Isabel Peralta Epieyú Edición 016
Publicidad

Comparte

Talante, coraje, humildad y determinación


Por: Rita Pimienta

Definir a Martha Peralta Epieyú es hablar del carácter guajiro, del ser pujante y talante, de una mujer fuerte, con liderazgo, coraje y determinación. Martha, es perteneciente a la cultura wayúu, hablante del wayunaiki, del clan Epinayú. Es esa mujer soñadora, que decidió salir de su ranchería, “Aritaure”, ubicada en el corregimiento de Monguí, La Guajira, en busca de un bienestar para su comunidad y su departamento.

Ese ser pujante salió hacia capital de Colombia con el pensamiento que, si queremos que la sociedad cambie, es importante estar en lugares donde se toman las decisiones, en espacios de gobiernos y representación.

Publicidad

Para ella no fue fácil salir de su ranchería. Se fue sola, trabajaba y estudiaba al mismo tiempo, el sentirse agotada era su pan de cada día, pero sabía que detrás de todo vendría una recompensa, que obtendría buenos resultados.

Logró ser la primera indígena becada y graduada del programa de Derecho de la Universidad Externado de Colombia. Gracias al apoyo del ex rector, Fernando Hinestrosa, pudo seguir a pesar de las dificultades.

Martha, vive cada día con la motivación de construir un mejor país, en demostrar que los jóvenes y las mujeres tienen la capacidad de ocupar altos cargos políticos y asumirlos con responsabilidad.  Desde niña siempre se inspiró en esas mujeres que se encuentran en territorios, quienes sin ser funcionaras públicas, proponen y solucionan.

Ella es fiel creyente que se puede construir una Colombia más incluyente, un país que levante la voz por esas que han sido apagadas e invisibilizadas. Para esto, ella ha ido adquiriendo la experiencia necesaria, conociendo profundamente las necesidades de su departamento y demás territorios del país.

Gracias a la labor que Martha ha desempeñado, ha demostrado que las mujeres y más que todo los indígenas no son objetos o sujetos de decoración para mostrar en museos. A medida, ha permitido que por su destacada labor la reconozcan por las capacidades y liderazgo de una mujer joven como lo es ella.

No todo ha sido felicidad, ha tenido obstáculos en el camino constantemente, pero que poco a poco ha podido superarlos y sacarle beneficios. Martha ha aprendido que, la mejor manera de hacer frente a los problemas, es con resultados y trabajo arduo. Gracias al amor y apoyo de una familia numerosa, un hogar bendecido y un gran equipo, ha logrado desarrollar un liderazgo positivo.

Martha sigue conservando esa humildad y sencillez que la caracteriza. Además, de ser una mujer lideresa de muchos, es esa amiga, dispuesta a escuchar y dar un consejo, esa amiga que brinda la mano y apoya al que lo necesita.

Su etapa en el internado

Amigos del Internado Indígena de Aremasain, recuerdan a Martha por ser esa niña vanidosa, pendiente de siempre verse bien. Cuentan que el primer día que llegó al internado, fue vestida con una manta roja, elegante y pulcra.

Siempre se ha destacado por hablar en público. Todos los domingos asistían a la Santa Misa y era ella, quien leía los versículos y los salmos responsoriales. Dicen sus amigos que, era muy raro un domingo que Martha no participara.

La política ha sido su fuerte desde niña. Cuando estaba en el grado 11, se lanzó a la personería del Internado, hizo muy buena campaña. Era la mejor dirigiéndose a sus compañeros, exponiendo sus propuestas. Pero, lamentablemente no ganó. Con gran jocosidad, recuerdan todos sus amigos que se pusieron a llorar, porque Martha debió ser la personera.

No hace falta contarlo, el haber perdido la personería en su Internado en ese entonces, no fue impedimento para ella seguir levantando su voz y con ganas de ocupar altos cargos políticos.

Su hogar

Martha está casada con Manuel Julián Molina Pérez, un médico de profesión, nacido en Río Frío, Magdalena, egresado de la Universidad Cooperativa de Colombia. Manuel es un hombre noble, amoroso y temeroso de Dios, que ha demostrado ser ese apoyo permanente para su esposa y su familia.

De ese gran amor, nació su primogénito, Manuel David Molina Peralta, un niño que se caracteriza por su inteligencia y capacidad con tan solo 8 meses de vida. Manuelito, como lo llaman sus familiares, es risueño, de unos ojos grandes, particularmente hermosos. Crece en el seno de una familia con principios y valores, con unos padres ejemplares que sin duda lo impulsarán por el camino de ser luz para la sociedad.

 Martha junto a su esposo, el medico Manuel Julian Molina y su pequeño hijo también llamado Manuel.
Martha junto a su esposo, el medico Manuel Julian Molina y su pequeño hijo también llamado Manuel.

Una familia excepcional

Martha nació en una familia humilde, de una mezcla entre un negro y una indígena wayúu; Alcides Rafael Peralta y Ana Isabel Epieyú. Su padre, a pesar de no ser perteneciente a la cultura wayúu, siempre estuvo interesado y pendiente de que ella no olvidara su lengua materna, el wayunaiki. Recuerda con mucho amor, cuando su padre la llevaba todos los fines de semana donde una tía, Loaiza, que solo hablaba wayunaiki, todo esto para que Martha no olvidara de donde viene, no dejara atrás esa cultura tan hermosa en la que nació.

 Martha junto a su fallecido padre, el señor Alcides Rafael Peralta, Q.E.P.D.
Martha junto a su fallecido padre, el señor Alcides Rafael Peralta, Q.E.P.D.

Alcides, que en paz descanse, se desvivía por sus hijos, luchó por ellos y su gran compromiso siempre fue que cada uno estudiara una carrera profesional y pudiesen salir adelante. Martha siguió esa línea, ese deseo que su padre tuvo. Lo recuerda con mucho amor y está segura que su padre, Alcides, está orgulloso de lo que es hoy por hoy Martha Peralta y de lo tan lejos que ha llegado.

De su madre, ha aprendido esa tenacidad que representa a la mujer wayúu. Además, la entrega en el trabajo humanitario, el valor y el sentido de la familia. Ana es y seguirá siendo un ejemplo de madre y mujer para Martha. Por las connotaciones culturales y ser Ana, una mujer joven, Martha se apoyó en sus tías; Miriam Amaya y Sol Mery Loaiza. Ellas fueron un apoyo y pieza clave para su infancia y siguen siendo fundamentales para su vida.

Su cultura

Martha se siente afortunada de haber nacido en una tierra maravillosa, mágica y única como lo es la amada Guajira. Un territorio de gente trabajadora, atenta, solidaria y humilde, pero se siente aún más afortunada el haber nacido dentro de la cultura wayúu.

Las mujeres wayúu plasman en su rostro una simbología que representa varias manifestaciones de la naturaleza; el aletear de una mariposa o el espiral que significa el recorrido y la vida de un wayúu. A través de cada trazo reconocen sus valores y el compromiso con su etnia.

 Martha junto a su esposo, el medico Manuel Julian Molina, ambos comparten la cultura wayuu, en la foto se observa a la pareja bailando la ‘Yonna’.
Martha junto a su esposo, el medico Manuel Julian Molina, ambos comparten la cultura wayuu, en la foto se observa a la pareja bailando la ‘Yonna’.

Su objetivo siempre ha sido que cada vez que sus metas personales sean cumplidas, como producto beneficien a la comunidad. Considera que la verdadera lucha está en los territorios. Sus ancestros fueron wayúu, por lo que su responsabilidad siempre ha sido y será luchar por el olvido del estado en su departamento.

En todos los escenarios, Martha se destaca por llevar presente su cultura; vestuario y su lengua. Ese ha sido su principal característica y lo que le ha abierto múltiples puertas.   Siempre está en constante comunicación y visita con su comunidad.  Está dispuesta a luchar firmemente por su comunidad y su departamento. Para ella es muy importante que su pueblo se dignifique, que jóvenes y mujeres salgan adelante sin olvidar sus usos y costumbres.

Publicidad

úLTIMAS NOTICIAS

Noticias Más Leídas

Publicidad
Publicidad