La constituyente representa la voz del pueblo en su conjunto, y la democracia es el gobierno soberano del pueblo. Estos dos términos cobran importancia ante la ausencia o indiferencia representativa y la actuación espuria de quienes tienen el poder, necesarios para resolver asuntos de interés popular y colectivo.La constituyente no debe ser vista como un ente de temor o para generar miedo. Se establece mediante acuerdos participativos e incluyentes, sobre temas que requieren ser reformados de manera rápida, eligiendo para ello ciudadanos idóneos, con una calidad intelectual y experiencia específica en asuntos de gran interés, evitando la participación de políticos corruptos como los que abundan en el Congreso, enfocados en coaliciones que conforman las mayorías parlamentarias, acostumbrados a negociaciones bajo la mesa o contratos, vendiendo votos a los gobiernos de turno y opacando la transparencia democrática, lo que origina estancamiento y desesperanza.Es cierto que las constituyentes se han utilizado para abusar de sus preceptos institucionales, disfrazados de democracia, escondiendo dictaduras que luego se revelan, desenmascarando los propósitos innobles de quienes asumen el poder en condiciones absolutas, actuando de mala fe, persiguiendo opositores y críticos; una práctica que no concuerda con los abusos, arbitrariedades ni, mucho menos, con la dictadura.En Venezuela, cuando el presidente Hugo Chávez Frías perdió la coalición mayoritaria del Congreso, convocó, previo referendo, una Asamblea Nacional Constituyente, formalizada por elección popular, determinando el número de miembros constituyentes a elegir, distribuyendo las curules de manera irregular y discriminatoria, cerrando oportunidades participativas a sectores, organizaciones y partidos que no estaban alineados con el régimen antidemocrático, similar a las acciones recientes del presidente Nicolás Maduro, al negar la participación democrática a la candidata de la oposición, Corina Yoris, en las próximas elecciones presidenciales de Venezuela, declarando públicamente que ganaría la reelección, por las buenas o por las malas. Esto es una dictadura, antónimo de democracia.La Asamblea Constituyente, conformada por Chávez, estaba diseñada para sustituir y desplazar al Congreso, para aprobar todas las reformas de tendencia socialista. El sectarismo es antidemocrático, al igual que el socialismo y comunismo, que limitan, abusan y violan derechos, especialmente la libertad de opinión y las normativas jurídicas, en los gobiernos mencionados.El presidente Gustavo Petro anunció la intención de convocar a una Asamblea Nacional Constituyente, ante la falta de opción para la aprobación de una serie de reformas, sin contar con mayorías en la Cámara de Representantes ni en el Senado; manteniendo confrontaciones con algunas bancadas políticas que se alarman y escandalizan extremadamente, utilizando medios de comunicación y redes sociales para generar confusión e incertidumbre, intentando derrocar al presidente Petro, cuando la situación no es tan simple como parece.El presidente del Senado, Iván Name, promueve la descentralización de las regiones, federalizándolas para que se gobiernen con mayor autonomía, lo cual mejoraría los ingresos económicos territoriales y proporcionaría mejores condiciones para invertir y obtener beneficios de las acciones y actividades desarrolladas en las regiones, estados o territorios federales.Iván Name y Gustavo Petro, ambos costeños, deben ponerse de acuerdo para llevar a cabo una constituyente que descentralice y federalice las regiones, modificando la constitución vigente por regímenes autónomos territoriales, definiendo su estructura operativa, funcional y sus regímenes normativos.No tiene sentido enfocarse en enfrentamientos por choques de poderes. Es momento de reflexionar, no atormentarse, buscando alternativas cordiales, concertando y acordando, en lugar de desafiarse sin considerar las consecuencias futuras. Es importante dejar de lado el orgullo, que solo lleva a posturas negativas e intransigentes.
Debemos valorar las necesidades y problemas que nos conciernen. ¿Qué ganamos o perdemos con la descentralización y federalización de las regiones, divididas entre ocho o diez estados federales, poniendo fin a la República Unitaria de Colombia? ¿Cuál de los dos presidentes tomará la iniciativa? El tiempo lo dirá.Una constituyente no debe ser una aventura sin fundamentos. Debe basarse en temas de interés general, no solo anunciados sino también planificados, concertados y consolidados mediante acuerdos entre diversos estamentos: políticos, comunitarios, sociales, gremiales, etc. En una constituyente, se debe incluir el tema de reducir el número de representantes en órganos legislativos e incrementar la participación popular para decidir sobre asuntos de gran importancia o de aprobación popular.Asimismo, es necesario controlar las facultades, atribuciones, labores, gestiones, acciones, operaciones y resultados de quienes nos representan y gobiernan, informando y rindiendo cuentas para reducir la compra y venta de votos para ganar curules oscuros, eliminando el hábito de intereses personales y familiares de representantes y mandatarios corruptos, que actúan como si fueran dueños del gobierno, apropiándose y robando lo que pertenece a sus representados o gobernados; permitiendo su revocación en cualquier momento, si incumplen los programas de gobierno o actúan de manera irregular y delictiva durante el término de su período constitucional, por causas y motivos expresamente previstos y de manera legal, mediante votación popular.De esta forma, cambiarían las cosas, mejorando la gobernabilidad y la representatividad popular, erradicando la incompetencia y corrupción de las mafias políticas perpetuadas en los gobiernos, tanto nacional como territorial. No debemos acostumbrarnos a tolerar la conformidad ante los fracasos y fiascos de quienes nos representan y gobiernan. Defendamos la soberanía popular, nuestros derechos e intereses, como constituyente primario. Unidad es clave: uno para todos y todos para uno, el pueblo.