Edicion octubre 18, 2024

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“Llegar juntos es el principio; mantenerse juntos es el progreso; trabajar juntos es el éxito”.

Henry Ford


Columnista – Luis Miguel Melo

Como definir lo que sucede en esta ciudad y ser decente, cuando lo que funciona acá es la indecencia, esa que se pone la máscara de informalidad, disfrazada de Caribe, en poder de un montón de salvajes. No sé en qué momento ser caribeño se volvió justificación de indecencia, esta ciudad lo que esta es sitiada por un montón de rufianes llenos de rabia, de rechazo por la convivencia, individuos que ven en ella una afrenta a la vida. .

La única respuesta lingüística encontrada es “Estamos en Riohacha” “No pasa nada” “No sea sapo, cara de…” “Lo que sea pue…” y donde la forma de comunicar son los pasquines, en eso se ha transformado la libertad del ser en esta ciudad, la lógica de vida es que se puede hacer lo que se plazca, el respeto parece un anexo de un documento no revisado.

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En el colectivo, el sentimiento, esto no tiene componte, una tierra donde la estupidez es recompensada con aplausos, donde el perrateo es la forma de comunicación, y el “cállate no sea sapo” es la mejor alegoría. En mi caso lo he intentado, he participado y he fracasado, no hay forma de defender el caos que se vive en este bello paraíso macondiano.

Admito que he sido parte del problema,  he sido indecente, he incumplido las normas y eso me ha hecho reflexionar. Insisto en que crear conceptos de valores morales superiores no ayuda a resolver los problemas más allá de  juzgar desde un sitial equivocado, esto dicho para todos aquellos que de una manera impoluta casi deshumanizada ven todo lo malo y no se incluyen, hoy están muy de moda en Facebook.

Reconozco la evolución que se debe aceptar para avanzar, sin embargo hoy me invade la nostalgia, donde quedó el Riohacha en el que crecimos, donde reconozco había carencias pero existía el respeto y la consideración, donde había problemas de servicios pero nos sentíamos seguros, donde nos podíamos sentar en las esquinas o puertas de las casas sin el temor que una moto llegara y acabara la reunión, donde los niños podían ir a jugar al parque a encontrarse con los amigos del barrio.

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Lo cierto es que la ciudad creció pero en problemas, aumento su población pero no su desarrollo, en Ella viven un cuerpo de ciudadanos que no ha hecho conciencia de que ya no somos pueblo, lo peor es que así mismo le ha pasado a su supuesta “dirigencia”, anacrónica, desconectada, desinteresada, bueno menos por sus ansias de poder.

Esa dirigencia y la dinámica misma de nuestro país, ha sido artífice del reguero en el que se vive, y como no, si se alimentan de ese caos. Al mejor estilo de Maquiavelo “Divide y Reinaras”, se ha dividido la ciudad en una doble pertenencia, la de los Politiqueros, en sus cálculos electorales y la de los ciudadanos en anarquía, creyendo en el todo se vale porque estamos en Riohacha.

El concepto de ciudad como ente administrativo en las sociedades modernas surge de la necesidad de resolver problemas colectivos, por eso quienes las gerencian y quienes en ellas viven (Ciudadanos) obedecen a una integralidad, en este caso Riohacha,  estos actores se deberían  unir para ayudar a ese objetivo, que debería ser común, ambos luchando para ayudar a esa ciudad expectante de que la quieran. Por encima de todo Riohacha, resiste  a sus variables porque es una ciudad valiente.

Por encima de todo Riohacha, resiste a sus variables porque es una ciudad perseverante, a veces pienso que es demasiado buena para gente que tiene, brinda tanto a todo al que en ella nace o a ella llega, pero sus hijos por nacimiento o por adopción no corresponden a ella.

En estos momentos esta descuidada, insegura, lúgubre, desatendida, al mejor estilo de ciudad Gótica, llena de supervillanos con ansias de poder, les interesa llegar y aún no saben para que, o bueno si “Poder”. Al final la rabia parece la epidemia, todos buscando desquite, pero se desquitan con quien al final no tiene doliente, la siempre luchadora Riohacha, esa que nosotros como ciudadanos no hemos sabido proteger de otros y ni siquiera de nosotros mismos.

Me quiero quedar con la utopía de ver a esta bella tierra en mejor sitial con sus hijos correspondiendo el amor que Ella nos ha brindado, unidos en un objetivo de desarrollo común y bienestar. Al mejor estilo del maestro Galeano “La utopía está en el horizonte. Camino dos pasos, ella se aleja dos pasos y el horizonte se corre diez pasos más allá. ¿Entonces para qué sirve la utopía? Para eso, sirve para caminar.”

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