Sargento Yeider Peralta Palmesano, una vida entregada a hacer de la policía una institución de calidad al servicio de la ciudadanía
Este uniformado le apuesta a dejar un legado de buenas obras, servicio y buenos hechos en la región caribe, a partir del fortalecimiento de las capacidades de los hombres y mujeres que laboran en la regional 8 de la institución
El sargento Yeider Segundo Peralta Palmesano, es un guajiro que nació para servir. Su vocación la descubrió desde muy niño, gracias al ejemplo que recibió de su madre a quien define como “su heroína” y a la que le agradece por enseñarle que el ayudar al prójimo es la mejor de todas las disposiciones a la que puede aspirar un ser humano.
Este uniformado, el menor de seis hermanos, decidió convertir su vocación en su proyecto de vida, por lo que, tras finalizar su servicio militar en el año de 1994, se formó como Profesional en Servicio de Policía en la Escuela Antonio Nariño de la ciudad de Barranquilla, cuando tan sólo tenia 17 años de edad.
“Lo que más me llamó la atención fue el acercamiento total que tiene un miembro de la Policía con la comunidad. Entonces vi que eran situaciones que se conjugaban para hacer que mi futuro fuera sólido y fructífero”, apuntó.
Su carrera comenzó en una época complicada debido a la violencia que arreciaba en todo el territorio nacional. Era la década de los noventa, donde la ofensiva de los grupos armados ilegales era cruel y sangrienta, sin embargo, ese escenario hostil no doblegó el espíritu del joven auxiliar Peralta Palmesano quien con valentía y comprometido con servir a los colombianos, hizo frente a seis hostigamientos cuando fue asignado al Departamento de Policía Guajira, prestando sus servicios en la comunidad de Maicao.
Desde esa unidad policial tuvo que apoyar y enfrentar el accionar violento que protagonizaron los frentes “Luciano Ariza” del ELN y otros grupos pertenecientes a las FARC que buscaban el control territorial, aprovechando la frontera con Venezuela.
Fueron tiempos difíciles para este joven policía, quien pese de los riesgos que implicaba el ejercicio de su deber, nunca dudó de su decisión y menos cuando en el campo de batalla vio a compañeros perder la vida. Ese suceso, que lo marcó para siempre, se registró en el año 2002 cuando fue trasladado al departamento de Putumayo. Mientras brindaban seguridad a una instalación petrolera en el municipio de San Miguel, fueron atacados por el frente 48 de las FARC que pretendía apoderarse del lugar, donde la resistencia de los uniformados impidió que la guerrilla lograra su objetivo. En aquel hostigamiento fallecieron más de 10 policías, entre auxiliares y oficiales.
“Eso me impactó mucho porque tuve que presenciar la muerte de 10 de mis compañeros. Uno de los fallecidos era cercano a mí, compartimos alojamiento y verlo dentro de los muertos, fue doloroso”, expresó.
Luego de aquel episodio y tras 8 meses de servicio, fue reubicado para prestar servicios en Cauca, Arauca, San Andrés, Bogotá, y Cartagena. Llegar a la capital del departamento de Bolívar, revitalizó su vocación de servicio al permitirle tener un contacto más cercano con la ciudadanía. Hizo parte de la Seccional de Tránsito y Transporte, donde contribuyó al fortalecimiento de las actividades y estrategias de prevención y cultura ciudadana para minimizar los siniestros viales.
“Fue gratificante el poder haber sido de los primeros en impulsar estas acciones en la ciudad de Cartagena, porque en menos de 5 meses pudimos concientizar a la ciudadanía para que usara los elementos de protección y disminuir de esa manera las muertes en las vías”, destacó.
Desde sus labores en la Metropolitana de Cartagena identificó que podía apoyar más a la Institución, por lo que aprovechó una convocatoria para cargos de nivel administrativo en la Regional de Policía Nº 8. Allí encontró la oportunidad para contribuir al fortalecimiento misional de la Policía, al liderar no sólo el Tránsito en la Región Caribe, sino aportar desde la planeación y el direccionamiento estratégico a la transformación de los procesos policiales para el beneficio de la comunidad.
Es así como, desde el año 2007, el sargento Peralta Palmesano ha enfocado su labor al fortalecimiento interno de la Institución, a partir de la implementación de planes que están acordes, tanto con los lineamientos del Departamento Administrativo de la Función Pública, como con el cumplimiento de las normas internacionales de calidad, procurando con ello que la Policía Nacional responda a las exigencias que demanda el pueblo colombiano.
“Hoy tenemos una Policía más descentralizada, donde sus planes de acción están orientados a brindar servicios más focalizados, por lo que las actividades que se vienen desarrollado son diferenciales en atención a las necesidades de cada uno de los departamentos. Y esto se refleja en que somos más conscientes de las dinámicas en materia de seguridad en todo el país”, indicó.
Por eso, confía que el Proceso de Transformación Institucional que actualmente se adelanta en la Policía y del cual, él viene contribuyendo con sus propuestas, será uno de los planes de mejora más significativos, ya que este pone en el centro de las acciones a los hombres y mujeres que laboran en la Institución, en particular a las futuras generaciones de uniformados.
“Mi mensaje a las nuevas generaciones es que esta es una Institución dinámica, cíclica, que requiere procesos de mejoras continuas, por lo que debemos adaptarnos a las exigencias del mundo. Acabamos de salir de una pandemia que nos enseñó que la familia es lo más importante y es allí donde debemos impactar, en las familias de cada colombiano y allí debemos llevar nuestros servicios con una mirada amable, respetuosa y solidaria. Eso es lo que nuestros patrulleros nuevos deben apuntarle”, resaltó.
Próximo a cumplir 28 años de servicio y padre de cinco hijos, el sargento Peralta Palmesano agradece a la Policía Nacional de Colombia por permitirle hacer de su vocación una realidad en su vida, contribuyendo principalmente a la seguridad en la Región Caribe, por la que trabaja incansablemente para hacer de esta un territorio prospero y de tranquilidad para sus ciudadanos.
“Estamos haciendo este trabajo de la mejor forma para dejar un legado al país y que ojalá, Dios permita, quisiera dejar en mi región una semilla de buenas obras, servicio y de buenos hechos”, puntualizó el sargento Peralta Palmesano.