Reforma tributaria, ¿una propuesta en contra o a
favor de la formación del capital, la generación de
riqueza y el crecimiento?
El pasado 8 de agosto del 2022, el ministro de Hacienda y Crédito Público José Antonio Ocampo, presentó ante el Congreso de la República el proyecto de ley denominado “Reforma Tributaria para la Igualdad y la Justicia Social”, el cual se enfoca en tres pilares básicos: la renta de las personas naturales, jurídicas y el impuesto a los capitales.
Ahora bien, revisemos qué ha ocurrido en los tres últimos años para necesitar una reforma. El 2019 estuvo lleno de pánico e incertidumbre propiciado por la pandemia de COVID-19 y como consecuencia, en el 2020 se generó una recesión económica. Asimismo, la economía mundial tuvo previsión de caída hasta llegar a tasas negativas, cuando antes del gran fenómeno pandémico se esperaba un crecimiento del 3.4%.
América Latina hace parte del grupo de economías que más tuvo efectos causados por la pandemia. En el caso de Colombia, la tasa de crecimiento económico se comportó en la misma línea y en el 2020 el país tuvo un cierre con una tasa del -7%, lo que condujo al aumento del desempleo que pasó de 8,9% a 10,4% y 15,7% entre 2015, 2019 y 2020, respectivamente.
En el 2021 la recuperación fue inmediata y el PIB real se incrementó a 10,6%, junto con una mejora en los indicadores de desempleo que bajó a 13,14%. Sin embargo, la tasa de inflación se vio afectada por la alza en los precios internacionales de los bienes básicos y materias primas causados por los cierres de algunos puertos, las demoras en los despachos y en general, por los problemas logísticos mundiales.
Ante este contexto, la política fiscal se tornó expansiva y las necesidades de gasto crecieron a la par de la emergencia, mientras los ingresos tributarios y petroleros se resintieron significativamente. Por ello fue necesario abandonar la regla fiscal y es así como el déficit del gobierno nacional previsto en -2,2% del PIB 2020 cerró con algo de esfuerzo al 2021 en un -7,64% del PIB. Como vemos, fue necesario abandonar la prudencia tradicional y optar por un mayor endeudamiento.
No obstante, Colombia necesita mantener el grado de inversión de las tres calificadoras de riesgo y aquí el gran reto es cumplir con el compromiso de ajustar las finanzas públicas, retomar la regla fiscal lo más pronto posible y así mantenernos en la categoría de economías promisorias atractivas para la inversión.
La gran pregunta es, ¿cómo lo logramos si la premisa fundamental de la propuesta es igualdad y la justicia social? Las inquietudes no se han hecho esperar. El sector productivo argumenta que las cargas tributarias del país son y han sido las más altas de la región y de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), aludiendo que nos convertiremos en un país poco competitivo y que dicha propuesta desestimularía la inversión y el ahorro.
Ahora, revisemos la situación actual y futura del sector productivo bajo el escenario propuesto. El gobierno anterior planteó un aumento temporal de 4 puntos porcentuales en el impuesto a la renta del sector corporativo, en aras de contribuir con el país ante la difícil situación afrontada desde la pandemia del COVID-19 y el déficit fiscal. Sin embargo, la temporalidad de este impuesto está por verse.
La reforma propone un impuesto al patrimonio donde la base gravable a utilizar se plantea desde el valor intrínseco de las acciones como valor fiscal para el impuesto. Asimismo, está sobre la mesa la eliminación de la tarifa especial de los dividendos; de aprobarse la reforma, la Zona Económica y Social Especial (ZESE), las zonas más afectadas por el conflicto armado (ZOMAC), las zonas francas y sus beneficios tributarios y aduaneros serán reducidos fuertemente. Además, el sector hotelero se encuentra en gran incertidumbre jurídica ante la propuesta de eliminar sus rentas exentas.
Entonces, ¿estas acciones si estimulan la formación de capital, la generación de riqueza y el crecimiento? ¿cómo se incentivará la creación y el crecimiento empresarial? Y por último, ¿si es esta la manera de reducir el déficit fiscal? En todo caso, la propuesta continúa en formal revisión por parte del Congreso de la República, mientras que el gobierno propone otro mecanismo complementario para reducir el déficit fiscal del país, como el reciente anuncio del incremento en la tarifa de la gasolina.
En este sentido, el gobierno debe verse motivado a generar condiciones adecuadas y justas que brinden posibilidades significativas para poder competir; la oportunidad es propicia para que se aborden situaciones de base que ayuden a aumentar un mayor recaudo, como la lucha contra la evasión, el contrabando, la informalidad y el eficiente gasto público libre de corrupción. Lo que no se puede perder de vista, es que además de la búsqueda del equilibrio fiscal con las reformas tributarias se debe fomentar el crecimiento económico, que a su vez genera más ingresos tributarios y más riqueza para el bienestar de nuestra sociedad.