Edicion agosto 21, 2025
CUBRIMOS TODA LA GUAJIRA

Recursos en abundancia, vidas en pobreza: La paradoja de La Guajira

Recursos en abundancia, vidas en pobreza: La paradoja de La Guajira
Publicidad

Comparte

Recursos en abundancia, vidas en pobreza: La paradoja de La Guajira

Columnista-  Junior Fragoso Araujo
Columnista-  Junior Fragoso Araujo

La narrativa oficial habla de progreso y oportunidades, pero para los habitantes de La Guajira, proyectos como Sirius 2 y otros representan una perpetuación del modelo extractivista que enriquece a pocos y empobrece a muchos. Las comunidades indígenas no solo ven sus territorios invadidos, sino que enfrentan el deterioro ambiental y cultural que trae consigo esta “modernidad”. En las mesas de negociación, las multinacionales prometen empleo y desarrollo, pero según el informe del Centro de Estudios para el Desarrollo Sostenible (CEDE), menos del 3% de los empleos generados en proyectos han sido ocupados por locales. Mientras tanto, las comunidades enfrentan impactos ambientales y sociales significativos, con muy pocas garantías de compensación.

La llamada “transición energética” ha convertido a La Guajira en el laboratorio perfecto, no porque se busque mejorar la calidad de vida de su gente, sino porque sus recursos están disponibles para resolver los problemas del resto del país. El Gobierno celebra la instalación de turbinas eólicas y la extracción de tierras raras para fabricar baterías y celulares, pero no aborda problemas fundamentales como el acceso al agua, la educación y la salud. Según el último informe del Banco de la República, mientras el país proyecta crecimiento económico gracias a la minería y la energía renovable, el 42% de las familias guajiras viven con menos de un salario mínimo al mes.

El trasfondo es siempre el mismo: cuando La Guajira pide algo, recibe indiferencia; pero cuando el país necesita algo de La Guajira, llegan los discursos grandilocuentes sobre “su importancia estratégica”. Así, La Guajira sigue siendo esa amiga incondicional que presta todo lo que tiene, pero a la que nadie invita a la fiesta. Y mientras las luces de los pozos iluminan las aguas profundas del Caribe, las rancherías permanecen a oscuras, esperando un progreso que parece destinado a nunca llegar.

Publicidad

Recursos en abundancia, vidas en pobreza: La paradoja de La Guajira

La Guajira se ha convertido en el núcleo central para las soluciones nacionales. De acuerdo con el Instituto de Hidrología, Meteorología y Estudios Ambientales (IDEAM), su viento representa el 45% del potencial eólico del país. Sin embargo, paradójicamente, más del 40% de los residentes de La Guajira carecen de acceso constante a energía eléctrica. En cuanto al carbón, conocido como el “oro negro”, ha sido el pilar energético de Colombia durante décadas. Desde 1985, La Guajira ha producido más de 500 millones de toneladas de carbón, generando regalías superiores a 9 billones de pesos. A pesar de esto, datos del Departamento Nacional de Planeación (DNP) indican que el 65% de los municipios de La Guajira están clasificados con alta incidencia de pobreza multidimensional, y en 2023, el índice de pobreza en la región alcanzó el 67%.

El contraste se vuelve más dramático en otros aspectos. Según el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (ICBF), el 56% de los niños wayúu sufre de desnutrición crónica, y entre 2010 y 2023, más de 5.000 niños han fallecido debido a la falta de alimentos y agua potable. Es una paradoja dolorosa que una de las regiones más ricas en recursos naturales traduzca esa riqueza en pobreza para su población.

En cuanto al proyecto Sirius 2, un pozo de gas que Ecopetrol y Petrobras están perforando en el bloque GUA-OFF-0 a 77 kilómetros de Santa Marta, este se presenta como una solución crucial para la crisis de gas en Colombia. Sin embargo, para La Guajira, esta explotación es simplemente otro ejemplo de recursos que se extraen sin beneficios tangibles para la comunidad local.

Recursos en abundancia, vidas en pobreza: La paradoja de La Guajira

Ecopetrol señala que Sirius 2 es parte de una inversión de más de 1.200 millones de dólares en exploración y perforación . Entretanto, en la península, el 56% de los niños wayúu continúan sufriendo desnutrición crónica, y más del 40% de las comunidades carecen de acceso a servicios básicos como agua potable o electricidad constante. Así, aunque el gas de Sirius 2 encenderá las estufas de Bogotá y Medellín, no hará lo mismo para las de Manaure ni Uribia.

La raíz del problema no radica en la prohibición de utilizar medios de transporte como motocicletas, sino en las condiciones laborales que originan las patologías. Las tareas repetitivas y extenuantes como barrer y trapear durante años han deteriorado la salud de los trabajadores, y la falta de soluciones integrales agrava aún más la situación.

La Guajira necesita soluciones reales que no se limiten a explotar sus recursos. Las políticas deben enfocarse en mejorar la infraestructura básica, garantizar acceso a servicios esenciales y crear verdaderas oportunidades de desarrollo para sus habitantes. Solo así se podrá cambiar la narrativa y construir un futuro más justo y equitativo.

Quizás algún día, La Guajira aprenda a decir que no. O quizás la Nación aprenda a verla como lo que es: una región rica en recursos, cultura, historia y dignidad. Porque si el olvido persiste, no habrá cantidad de turbinas eólicas ni regalías que puedan compensar el daño.

El gas, el viento y el carbón deben ser no solo una fuente de ingresos para el resto del país, sino también un motivo de esperanza para quienes habitan estas tierras. El gas de Sirius 2 no calentará las ollas vacías de los wayúu ni llenará los cántaros secos de sus rancherías. La Guajira seguirá siendo la Majayut explotada y olvidada por todos, que aún sueña con un futuro más justo.

Publicidad

úLTIMAS NOTICIAS

Noticias Más Leídas

Publicidad
Publicidad