Edicion septiembre 19, 2024

No perdamos la concentración

Columnista - Luis Antonio Gómez Peñalver

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No perdamos la concentración

Columnista – Luis Antonio Gómez Peñalver

Según la ciencia médica, los principales motivos de la perdida de concentración son: el miedo, la apatía, la desmotivación, el cansancio y los disgustos.

Analizar si algunos de estos males ha permeado nuestras visiones colectivas en el departamento de la Guajira, seguramente nos llevaría a entender mucho más a fondo el porqué dejamos de buscar soluciones a nuestros problemas y fijamos la atención colectiva en temas que históricamente nos han demostrado que no somos los más importantes para el país y que por el contrario nos han afirmado una y otra vez que siempre nos tendrán de últimos en la fila.

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Hago este análisis porque en las últimas semanas, he observado que la mayoría de los temas objeto de debates en redes sociales, grupos de amigos, tertulias y demás son temas que a nosotros aquí en la Guajira no nos han aportado sustancialmente en la obtención de soluciónes a nuestros principales problemas sociales.

Quiero ser muy sensato con lo que en este artículo voy a afirmar. Y para esto traigo a colación el tema de la campaña política a presidencia en donde casi todos estamos involucrados de momento con el devenir de este tema, pero para nosotros darle tanta relevancia a este asunto pienso deberíamos antes pensar bien y preguntarnos ¿Qué tanta prioridad le han dado los últimos presidentes a la Guajira? ¿Cual o cuáles han sido las obras de gran envergadura que algún gobierno nacional reciente le ha dado a la Guajira para sanear algún tema social? ¿Qué tan importante nos sentimos los guajiros con referencia a algún gobierno central?

Todos estos anteriores interrogantes nos deben conducir a diversas reflexiones en donde podamos extraer de algún modo un mínimo común que nos de respuesta y logremos saber si vale la pena que pasemos de concentrarnos en resolver nuestros asuntos para invertir los pensamientos en los sucesos de una campaña presidencial que sin lugar a dudas cualquiera que gane no volverá a mirar el departamento con la misma benevolencia como ahora dice verlo.

Al escribir este artículo, lo hago con una enorme inconformidad porque siento que a nosotros en el departamento nos ven solamente como una despensa electoral a la que se puede usufructuar.

Lucen a nuestros indígenas en campañas políticas pero luego con poder en presidencia la situación cambia, históricamente ha sido así ¿De qué nos sirve a los guajiros que gane X o Y candidato? Siempre hemos sido protagonistas del olvido, ahí está la represa del río ranchería olvidada, ahí está la sed que año tras año azota a nuestros niños en el norte del departamento, está también un Maicao olvidado y cada vez más suprimido por normas tributarias que en vez de auxiliarlo lo han asfixiado con una clara intención de desaparecerlo.

Están Uribia y Manaure con una pobreza multidimensional descomunal, y que decir de Riohacha (con más 400 años de existencia) que siempre ha estado recibiendo amablemente candidatos a presidencia ¿Qué ha obtenido a cambio? También el sur del departamento con unas políticas sociales agropecuarias de mucha precariedad ¿Entonces por qué le damos tanta importancia a ese tema si ellos no nos consideran igual de importante a nosotros? ¡Que gane el mejor!

La historia del departamento nos cuenta que nosotros nos debemos a la audacia de quienes eran nuestros antecesores.

La economía, el comercio, nuestra gastronomía y demás asuntos característicos de nuestra identidad son meramente auténticos. La conexión con Bogotá era prácticamente nula, la relación con la frontera Venezolana y las islas del Caribe fue trascendental para nosotros; los guajiros no mirábamos al sur del país, en ese tiempo no éramos tan dependientes como desafortunadamente lo solemos ser ahora, en aquél momento eramos más orgullosos y extrañamente podíamos conocer a alguien que se dejará menospreciar, nuestros antecesores le daban importancia a quienes realmente eran merecedores de ello y seguramente había menos obras de infraestructura en comparación a las de ahora, pero muchos no morían de hambre, las familias solían ser numerosas y todos en cada núcleo fueron bien alimentados, casi todo era en abundancia Entonces si antes éramos tan osados para subsistir a tan amplia diversidad de vicisitudes, ¿qué nos ocurre ahora?

Les confieso algo, si tuviera certeza que polemizar sobre lo ocurrido con el chinchorro en Nazaret iba servir de algo para coadyuvar a la Guajira, sería uno de los primeros en incentivar la polémica, pero eso no sirve de nada, acá acostumbran a hacernos enfrentar entre coterráneos, pero ellos desde la fría Bogotá ya tienen todo comprometido, nosotros somos los de la bonita foto, ese a lo largo de la historia ha sido nuestro papel, ¡ah! Se me olvidaba, también los últimos de la fila, ni siquiera la sentencia T302 y el mandato de la Corte Interoamericana de Derechos Humanos, ha podido con ese maltrato histórico que hemos padecido, al contrario, las política social que se implemento fue la de una intervención fallida e inconstitucional, además de apresar gobernadores e injustificablemente sumergirnos en un mar ingobernabilidad administrativa, repleta de incertidumbre constante a lo largo de varios años.

Muchos afirman en el departamento que ahora con más congresistas podremos lograr mucha más atención con referencia a los periodos anteriores, particularmente me considero una persona positiva por eso espero que esos anhelos se materialicen porque lo que logro apreciar es a un departamento que lo merece y lo necesita, ya basta de conformarnos con migajas, a los congresistas elegidos les hago un llamado a la unidad entre ellos, que aparten los egos, rivalidades, diferencias ideológicas y se unan en favor de este departamento.

Este periodo constitucional está apenas por empezar, esperemos a ver qué ocurre, en estos momentos sería injusto señalar y hacer prejuicios.

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