Edicion julio 7, 2024

No olviden la bendición de Dios

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1. “Bendice, alma mía, a Jehová, y bendiga todo mi ser su santo nombre”.

2. ⁠Bendice, alma mía, a Jehová, y no olvides ninguno de sus beneficios”.
Salmos 103.

Pastor ICBF Riohacha - Robinson Mejía Iguarán
Pastor ICBF Riohacha – Robinson Mejía Iguarán

La restauración viene de la comunión con Dios. El salmista agradece a Dios porque Su gracia estuvo a favor de su vida (vv. 1-5) y la del pueblo de Israel (vv. 6-12). Por gracia ha recibido misericordia, perdón de sus pecados, la sanidad de sus enfermedades, la vida, los favores y su compasión. Dios sacia de bien a los que le temen. La restauración es la evidencia de la gracia divina.

Cuando restablecemos nuestra relación con Dios, disfrutamos de la salud, del buen testimonio y de favores en todas las áreas de nuestra vida, además de ser rejuvenecidos como el águila. Aunque nuestro cuerpo se va debilitando con los días, cuando ponemos nuestros ojos en el Señor y alabamos al Autor de la vida, nuestro espíritu es rejuvenecido como el águila.

Por gracia, Dios restaura a aquellos con quienes ha establecido un pacto, aunque su vida esté destruida por sus propios pecados. Dios juzga la maldad, mas Su justicia siempre va de la mano con Su misericordia y Su gracia. No ha dado a Israel el pago merecido por sus pecados e iniquidades, porque no guardará para siempre Su enojo.

Dios juzga, pero al mismo tiempo salva; se enoja, pero deja abierta la posibilidad de la restauración. Como la altura de los cielos sobre la tierra, así de grande es la esperanza de los que temen a Dios. El temor de Jehová es manantial de vida y permite experimentar la gran misericordia de Dios. Recordando la ira y el juicio de Dios, podemos apartarnos del pecado con temor y temblor.

El centro de la vida de fe es la alabanza y la adoración. La primera nace de recordar la gracia de Dios que vivimos en nuestras vidas.

*”Gracia”* se refiere al amor abundante que Dios nos dio por Su misericordia, a pesar de que no lo merecíamos. La gracia restaura toda relación destruída entre el hombre y Dios; y nos permite, a nosotros los pecadores, presentarnos ante Él para adorarlo. Si nos arrepentimos cuando estamos siendo disciplinados por pecar, Dios alejará y eliminará todo pecado de nosotros.

*Así, el perdón de los pecados es la mayor bendición que pueda gozar el pecador y la generosidad de Dios es para quienes le temen. El centro de la fe es alabar y agradecer a Dios sin olvidar Sus bendiciones. No olviden la bendición de Dios*. Dios les guarde.

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