Mis reflexiones sobre los 16 días de activismo
Noviembre no es un mes cualquiera, es el mes Naranja en el mundo, mes por la erradicación de las violencias contra las mujeres, además el día 25 de dicho mes se da inicio a los 16 días de activismo que van hasta el 10 de diciembre día de los DDHH; y esto no es algo que suceda solo en Colombia, sino en el planeta, dado que lamentablemente ninguna nación por “Desarrollada” o “privilegiada” que sea, ha logrado la equidad e igualdad de derechos, la protección total de las niñas y las mujeres y tampoco ninguna nación puede reportar que ha superado las brechas de género.
Es importante resaltar que todo cuanto se haga por la no violencia contra las mujeres es valioso, porque no es un problema de mujeres a mujeres sino de política y salud pública, de desarrollo económico y social. Es una situación que afecta a todos y todas, un problema multicausal y de alto impacto, por ello ni la indiferencia patriarcal ni la social pueden seguir agudizando sus efectos.
Sin embargo, quiero convocar a una reflexión respecto a los días de activismo por la No violencia, dado que considero que deben darse reflexiones y acciones que vayan más allá de las cifras como vehículo que nos hace transitar (exclusivamente) por lo perverso de los feminicidios, violencias y discriminaciones contra las niñas y las mujeres, pues es cotidiano escuchar o leer abordajes periodísticos que enfatizan solo en las estadísticas y recordemos que solo una niña o una mujer víctima es una cifra desbordada.
De este modo, es necesario provocar análisis interseccionales, integrales y cualitativos que permitan situar a las cifras como el punto de partida, pero no el todo de las reflexiones, aclaro que no desconozco la importancia de ellas, sin embargo, es fundamental que se eleven las acciones hacia miradas transformacionales que nos lleven a trabajar sobre imaginarios sociales normalizadores de las violencias, estereotipos que arraigan el patriarcado y limitan las libertades del género femenino.
En este sentido, las cifras si, pero no como boom mediático y morbo pasajero, sino como componente de reflexiones y acciones transformadoras, porque no podemos seguir cayendo en el juego de las narrativas amarillistas que poco aportan, solo alborotan el ambiente sin ningún resultado de impacto positivo para el ecosistema social y en especial para la garantía de los derechos humanos femeninos.
El llamado es a integrar el activismo, las cifras, las campañas, todo cuanto se haga a favor de la reivindicación de los derechos de las mujeres y las niñas a procesos de transformación y resignificación de esquemas patriarcales, es momento de desnormalizar todas las violencias basadas en género y que las mujeres (en plural) todas sin excepción puedan vivir libres, seguras y felices.
Los 16 días de activismo nos permiten ponerle un zoom especial a un problema arraigado y absolutamente perverso, no puede seguir siendo una noticia más – el asesinato de las mujeres – que desgarra por minutos y luego es olvidado, la violación de niñas, la quemadura de los cuerpos femeninos, la violencia vicaria y la simbólica como si fueran parte del paisaje, no son paisaje, no son usos y costumbres, no son cultura, son delito y así deben ser abordados, sin impunidad, sin negociaciones, sin paliativos. La transformación será con las mujeres a salvo o no será, mientras el patriarcado se imponga estaremos destinados y destinados a llamarnos involucionados por más “desarrollo” que el mundo reporte.
Las Mujeres necesitan y merecen vivir libres, seguras y felices por derecho natural.