Edicion septiembre 20, 2024

Las mataron por … ser mujeres

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Por: Fabrina Acosta

El asesinato de mujeres sigue en cifras monstruosas, eso nos informa que nuestro país continúa en una cultura violenta, machista y misógina, es momento de cambiar la historia por una humanizada, feminista, respetuosa y garante de los derechos. Ni una más asesinada, ni una menos entre nosotras.

La última columna del año tenía pensado escribirla sobre visiones 2022 y un mensaje esperanzador para seguir adelante como humanidad que sobrevive a varias pandemias entre ellas a las violencias basadas en género, pero lastimosamente no puede ser así y la narrativa es de lamentación y absoluto reproche a los asesinatos y las violencias contra las mujeres, solo en una semana en el Atlántico se registraron dos con la gravedad de que una de las víctimas estaba en estado de embarazo, esto no puede pasar inadvertido y hacer parte de la lista de casos de impunidad, el mensaje que se le envía a los victimarios si como sociedad somos indiferentes y como institucionalidad reina la impunidad es que tienen “licencia” para matar y violentar a las mujeres.

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Esto no es cuestión de cifras sino de humanidad, que maten a una mujer ya es demasiado, una sola es una cifra desbordada, porque la vida no le pertenece a un violento que considera ser el propietario de la existencia ellas, no tiene derecho a someterla, torturarla, constreñirla o dominarla, esto no puede seguir haciendo parte del paisaje social y cultural, en el cual, desde la infancia se le enseña a los hombres a ser fuertes, dominantes y demostrar que es un macho que manda y a las niñas a “sobrellevar” a soportar, cuidar y en muchos casos someterse por encima de su integridad y libertad, esto no se trata de crianzas dicotómicas y binarias, que estereotipan a las personas limitándose y condicionándolas a cumplir mandatos propios de las culturas patriarcales en las cuales vivimos.

Cabe entonces la pregunta ¿Es el patriarcado una bestia indomable? Una que ataca con permisividad, que entra en la mente de las personas y les autoriza violentar a las mujeres, ejercer dominio en su economía, en su cuerpo, en sus derechos en general; las violencias son perversas desde la mínima manifestación hasta la más abrupta, el asesino asesina porque es un asesino, el violento violenta porque es violento, no porque lo provocaron, porque le fueron infiel o le terminó su pareja, es momento de que como sociedad nos reeduquemos y hagamos consciencia de que es el mandato patriarcal lo que “seudolegitima” las violencias, no es la víctima la que propicia conductas perversas en los victimarios sino ellos y su esencia, su formación, su acople al machismo y el convencimiento (equivocado) de que las mujeres son objetos que pueden usar como quieran; es momento de que la cultura comprenda que las mujeres somos sujetas de derechos, sentipensantes y libres.

Hoy no estamos completas han sido muchas las mujeres asesinadas en 2021, hoy nos faltan todas aquellas que no merecían morir bajo el odio y la violencia de un macho cabrío al cual, alguien le hizo creer que era el dueño de todas, hoy nos hacen falta Angela y Margarita las más recientes víctimas, que han invadido de tristeza a sus familias y a la sociedad que ha decidido comprender que si matan a una vulneran a todas, que si violentan a una eso nos impacta a todas, esto no es un problema particular sino colectivo, las mujeres merecemos salir a las calles sin miedos, vivir tranquilas, seguras y libres, ya basta de ser valientes y estar prevenidas cuando el derecho que tenemos es a vivir tranquilas.

El asesinato de mujeres sigue en cifras monstruosas, eso nos informa que nuestro país continúa en una cultura violenta, machista y misógina, es momento de cambiar la historia por una humanizada, feminista, respetuosa y garante de los derechos. Ni una más asesinada, ni una menos entre nosotras.

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