Edicion octubre 5, 2024

La sociedad de las demandas

Columnista - Jaime Alfredo Móvil

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Columnista - Jaime Alfredo Móvil
Columnista – Jaime Alfredo Móvil

A propósito de la película que, en este momento es tendencia mundial, llamada “La sociedad de la nieve” la cual, relata la historia de unos jóvenes sobrevivientes en un accidente aéreo ocurrido en medio de la cordillera de los Andes en el año 1972, quienes luego de estar 72 días varados en las montañas, enfrentarse a condiciones extremas, de hambre, frío y sed, 16 de 45 ocupantes pudieron ser rescatados gracias a la hazaña histórica de dos de sus integrantes, quienes se aventuraron a caminar por 10 días hasta encontrar finalmente a alguien que los ayudara.

Me baso en esta historia, porque nos deja una gran enseñanza en términos de trabajo en equipo, determinación, fe y esperanza, para así ejemplificar una situación que como guajiro me preocupa sobremanera y que además, esta película, guarda algunas correlaciones con respecto a nuestro actual contexto político y social.

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En 1972 los sobrevivientes crearon su propia sociedad en ese entorno, de ahí parte el nombre “sociedad de la nieve” como ese conjunto de acciones, derivadas de esa coyuntura, cuyo único objetivo era sobrevivir. Evidentemente, esas condiciones extremas fueron cáusales de hechos impensados para ellos y para la mayoría de personas que conocen esa historia, hechos como por ejemplo, comer carne humana de sus propios compañeros ya fallecidos, entre otras acciones, ligadas únicamente a la supervivencia.

En La Guajira, me niego a creer que hemos creado otra sociedad, sí, pero de las demandas, hechos que cada vez cobran vigencia y relevancia en los procederes políticos, por supuesto que, en un estado de derecho quien se sienta vulnerado o quien tenga evidentemente en sus manos pruebas sobre inhabilidades o incompatibilidades está en su legítimo derecho de demandar, ese punto es indiscutible y no me atrevería a cuestionar a quien tenga las razones y fundamentos jurídicos para hacerlo, lo que sí me atrevo a cuestionar y no podemos permitir es que ese siga siendo el “as bajo la manga” de quienes no alcanzaron a acceder al poder por vía electoral, acciones propias de ese canibalismo, en este caso político, al cual hemos llegado por ese afán desenfrenado por el poder, omisión del bienestar general y voluntad popular. Esta situación, ya se volvió parte del paisaje, ver las constantes demandas a los mandatarios electos, ya ni nos sorprende, ni nos molesta, hemos casi que naturalizado esos concurridos hechos perversos en detrimento de la estabilidad institucional de nuestros territorios, sin tener en cuenta que, en realidad las afectaciones reales son para el ciudadano común, para el desarrollo y progreso de las entidades territoriales, pareciera que no tuviéramos memoria o no hubiésemos medido los impactos de la falta de institucionalidad vivida en los últimos tiempos. Ahora, me pregunto:  ¿Nos creímos  el cuento que somos un departamento fallido? Donde es todo o nada, sálvese quien pueda o donde nuestra supuesta y lamentable “sociedad de las demandas” exige la eliminación del otro a cualquier costo y precio, llevándose por encima a TODOS por motivos de “supervivencia política” suficiente tenemos con los problemas estructurales de La Guajira para sumar más, cada demanda por “tonta” e infudamentada que sea genera desgastes de todo tipo, emocional, jurídico, económico, institucional etc, por supuesto que, el rendimiento no puede ser el mismo, debería haber una especie de sanción moral y castigo político a quienes insidiosamente atenten contra la gobernabilidad, de tal manera que, me parece oportuna esta catarsis reflexiva y hacer la invitación a todos los actores políticos, a la ciudadanía en general, para pensar después de mucho tiempo en un departamento unido, con un norte y bienestar general, por supuesto con diferencias pero siempre serán más las cosas que nos unen, nos ha quedado grande ponernos de acuerdo en estos momentos donde La Guajira necesita de la altura y madurez política especialmente de nuestros líderes.

Para terminar, si Roberto Canessa y Nando Parrado, los jóvenes que atravesaron la cordillera en busca de ayuda pudieron realizar la osadía de escalar más de 38 kms en condiciones mortales, después de dos meses de pésima alimentación, sed, sin los instrumentos requeridos, a más de 4000 metros de altura, y aún así hicieron posible que fueran rescatados, entonces permítanme soñar y hacerles la invitación también para que creamos que es posible hacer realidad una Guajira libre de ese canibalismo político que tanto socava el anhelo de ser un mejor departamento.

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