La ciudad en ruinas y el silencio es cómplice. “El que calla otorga”
Riohacha, una ciudad con grandes expectativas. Una ciudad con habitantes que esperan y confían en que todo puede cambiar, pero al paso de los años nos envejecemos y las esperanzas de tener una gran ciudad modelo terminan esfumándose, convirtiéndose en decepción. La falta de planificación, los afanes de adjudicar contratos contra reloj, asegurar la platica de los anticipos y enrrutarlos a otros destinos conlleva a la lentitud de la propia ejecución de las obras, algunas con estudios chimbos por el mismo afán.
Al tiempo decimos coloquialmente que “le quedó ardiendo el casco a esos ingenieros”, por ejemplo, la famosa calle 27 “Dios, hay que celebrarle a la ejecución de esa obra sus cinco años de existencia, que triste navidad para esos habitantes”. La ola invernal es el mejor interventor de las obras ejecutadas en nuestra capital; contratistas van, contratistas vienen, adiciones, anticipos, el derroche de los presupuestos y la mala planificación que campea.
Observamos las calles intransitables y me pregunto ¿cuál es la razón de romper los pavimentos de las calles riohacheras al tiempo? ¿Por qué no reparar inmediatamente? Lo peor es no poner personal con señales preventivas, y de colocarlas es ocasionalmente. Soy testigo de accidentes provocados por la falta de señal preventiva, piernas fracturadas, vehículos chocados, en fin… sentimos el mal de nunca acabar.
En algún momento alguien instó a las administraciones prevenir con limpiezas a manjoles y rejillas, esta persona invitó a prepararse para la ola invernal haciendo lo pertinente para la mejor fluides del agua, pero no les interesa; hoy vemos la crisis, la falta de prevención, una ciudad con una enfermedad que la cura es la voluntad política, cosa que no existe hace muchos años; esperamos que ahora que ya va a pasar este invierno no salga la administración con los contratos de mitigación para hacerle trampa a la norma, aprovechar y contratar a dedo algunos pavimentos que de nada va a servir ya que el daño está hecho. ¡Ojo con eso señores!
Hace unos días escuché las letras de una canción en una plataforma digital cuyo autor es Alexander Gutiérrez, titulada “RIOHACHA HUELE” se inspiró y no sé si felicitarlo o sentirme incómodo porque la verdad duele, soy riohachero y me causa mucha tristeza, la vergüenza que siento cuando muestro mi casa sucia y mal oliente, despedazada. Solo deseo que podamos mejorar por el bienestar de nuestra gente.
Ya casi termina el año y la parálisis administrativa en Riohacha se siente como un velorio, el silencio y la tristeza se nota, la economía de las familias riohacheras por el suelo, el índice de pobreza creciente y las deudas del Distrito no paran, nos sentimos esclavizados por el mal manejo de las administraciones y callar es otorgar, es reconocer que estamos bien cuando en realidad estamos muy mal.
Obras inconclusas, servicios públicos pésimos, la avenida al Dividivi con carrera 7H despedazada desde la 40 y me pregunto nuevamente ¿dónde está el alcalde?, ¿Qué pasó con la gestión?, ¿Qué pasó con el presupuesto 2024? ¿Quién hizo el (POAI) plan operativo anual de inversión?, ¿Qué pasó con los indicadores de ejecución del plan de desarrollo?
Señores concejales les recuerdo que la corporación es EDILICIA, no es demostrar quién manda a quien, es servir a la comunidad, en medio de la autonomía es velar por el bienestar de nuestro pueblo, hay mucho por hacer y no es bueno que se entretengan a negar proposiciones que ayudan a la motivación de personas, sino a hacer el verdadero control político, que para eso los elegimos, cuando no hay control nos convertimos en cómplices y no es bueno que nos señalen como amangualados, hay mucho talento allí y confío que se puede hacer cambios de pensamientos, recuerden que los acuerdos se hacen, pero la voz no entra en esos acuerdos, Riohacha se los agradecerá siempre.