JESÚS, EL GRAN SUMO SACERDOTE
16. “Acerquémonos, pues, confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro”. Hebreos 4.
La Palabra de Dios tiene gran autoridad y poder; la Palabra es viva y eficaz, por su vitalidad. Lo que está muerto no tiene poder para vivificar. Pero la Palabra de Dios que es viva, tiene poder para salvar a las almas muertas por el pecado; no solo esto, sino que penetra hasta romper los malos hábitos que han echado raíces en nuestra vida y discierne los pensamientos ocultos de injusticia para llevarnos al arrepentimiento.
No hay cosa creada que no se manifiesta en la presencia del Dios Creador. Debemos tomar la Palabra de Dios que tiene autoridad, como el pan diario de cada día. Cuando meditamos en la Palabra de Dios y echamos raíces en ella, la Palabra de Dios que tiene poder nos guiará.
Jesús, el Hijo de Dios, es nuestro gran Sumo sacerdote. Los sacrificios ofrecidos en el Día de la Expiación por el Sumo sacerdote de la tribu de Leví tenían que ser ofrecidos anualmente porque no proporcionaban la salvación completa. El Sumo sacerdote debía ofrecer también por sus propios pecados. No así Jesús, el gran sumo Sumo sacerdote, el Hijo de Dios, que es sin pecado, y nos ha dado la salvación más perfecta.
La cruz de Jesús fue un sacrificio que trajo salvación perfecta de una vez por todas. Además, Jesús conoce nuestras debilidades por cuanto Él fue tentado en todo según nuestra semejanza. Por lo tanto, podemos acercarnos confiadamente al trono de la gracia de Dios. Todo aquel que se acerca a Dios, confiando en Jesucristo, alcanzará misericordia y gracia oportuna del Todopoderoso.
La Palabra de Dios está viva y es eficaz, además, juzga nuestro corazón y pensamientos. Ésta revela la debilidad y la naturaleza pecaminosa de nuestro corazón. La Palabra viva de Dios, que tiene vitalidad, se consuma sin falta y sin desvanecerse. Por lo tanto, debemos consolar nuestro corazón, nuestros pensamientos y acciones con la Palabra. Quien obedece la Palabra de Dios gozará del reposo de Su reino.
Podemos presentarnos con valor ante el trono de la gracia de Dios por medio de la cruz redentora de Jesús, quien es el gran Sumo Sacerdote. El fiel, que avance firmemente por el camino que dejó abierto Jesucristo, goza de la gracia y la bendición de Dios que nos da el tiempo. Dios les guarde.