A nivel político, la inestabilidad en el vecino país, ha generado tensiones en la zona fronteriza ubicada en Paraguachón “La Raya”, con implicaciones para la seguridad y la gobernabilidad en ambas naciones. Esta frontera, de aproximadamente 2,219 kilómetros, es una de las más largas y activas de Latinoamérica, con un flujo constante de personas y bienes, que abarca la presencia de grupos armados ilegales y constantemente el aumento de la criminalidad, como consecuencias directas.
En lo económico, los problemas internos de Venezuela y las tensas relaciones diplomáticas entre Caracas y Bogotá, han tenido serias consecuencias negativas para ambos países, los cuales son dos socios comerciales claves, que conforme lo indicó la Asociación Nacional de Comercio Exterior (ANALDEX), entre 2007 y 2008, lograron negociaciones aproximadas de 7.000 millones de dólares, mientras que para el año 2019, el peor momento de intercambio comercial, se negociaron menos de 500 millones de dólares, afectando la generación de empleo y riqueza en ambos. De manera particular para la industria colombiana, puesto que Venezuela es un comprador de bienes no tradicionales.
Esta situación ha tenido un impacto considerable en la economía del departamento de La Guajira, exacerbando la crisis en áreas como Maicao, Uribia y Manaure. Queda demostrado que, dados sus vínculos históricos con el vecino país, se han creado efectos que aún son incalculables para la industria y el comercio que aun sobrevive en estos territorios. Los guajiros que tradicionalmente han dependido de la comercialización con la República Bolivariana, han experimentado una recesión económica de la cual aún no se recuperan.
Socialmente, la llegada masiva de migrantes a Colombia, ha puesto a prueba la capacidad de respuesta de las instituciones nacionales, generando una crisis humanitaria que ha sobrepasado los recursos disponibles. De acuerdo con ONU Migración 2024, las cifras al año 2023 estiman que hay un total de 7’710.887 millones de personas venezolanas refugiadas en el mundo, de las cuales 6’527.064 se encuentran en América Latina y el Caribe. De esa cifra 2’894.593 se albergan en Colombia, convirtiéndolo en el principal país receptor de esta población.