
Por: Claro Miguel Cotes Gutiérrez
El líder guajiro Claro Miguel Cotes reflexiona sobre la situación de los jóvenes en La Guajira. En abril y noviembre de 2021, la movilización social conocida como ‘Primera Línea’ sacudió al país, siendo protagonizada principalmente por jóvenes que buscaban ser escuchados y exigir la democratización de sus derechos. Estas protestas, aunque trágicas, marcaron un punto de quiebre en la política nacional, llevando a la elección de un gobierno de izquierda por primera vez en más de 200 años.
La juventud, con su espíritu altruista, demostró que tiene el poder de cambiar el rumbo del país. Sin embargo, en La Guajira, los jóvenes participen más en la toma de decisiones públicas. Cada municipio debe despertar un movimiento juvenil que proponga ideas innovadoras, alejándose de las prácticas manipuladoras de ciertos políticos.
Los jóvenes dominan la economía, el arte, el deporte y las redes sociales, y tienen el potencial de liderar la política. Es urgente que más jóvenes aspiren a ocupar espacios de gobierno, como concejos y asambleas, sin renunciar a la lucha social. La Guajira, rica en diversidad cultural y natural, necesita gobernantes jóvenes que comprendan las aspiraciones de su gente.

Desafortunadamente, muchas casas políticas concentran el poder y limitan la entrada de nuevos liderazgos. La cultura política en la región está secuestrada por personajes que no permiten ideas frescas. Esto ha generado escepticismo en la sociedad, que teme que cualquier renovación política termine replicando los mismos métodos tradicionales.
Un ejemplo de esto son los Consejos de Juventud, que, a pesar de ser anunciados con gran expectativa, han quedado en el anonimato debido a la intervención de caciques políticos. Además, algunos jóvenes han denunciado recortes en los presupuestos destinados a políticas públicas de juventud, enfrentándose a concejos que no solo no los apoyan, sino que pueden ser cómplices de prácticas perjudiciales.
Ante este panorama, es necesario formar un movimiento juvenil revolucionario que se involucre en la toma de decisiones. De lo contrario, el riesgo de convertirse en otra generación perdida seguirá presente. Sin embargo, ya se observan destellos de poder juvenil en La Guajira. El gobernador Jairo Aguilar y diputados como Luis Fernando Lobo, Daniel Ceballos y dirigentes que empiezan a surgir como nuevos liderazgos, representan nuevas dinámicas y posibilidades de cambio.
Es tiempo de que los jóvenes asuman el poder y conquisten espacios de gobierno, canalizando su energía revolucionaria para impulsar proyectos innovadores. El llamado es claro: seguir luchando hasta que la juventud sea mayoría en los cargos políticos y no deje en manos de otros las decisiones que afectan su presente y futuro.
Claro Miguel Cotes Gutiérrez es un constructor civil de profesión y un socialdemócrata de corazón. Nació y creció en el centro histórico de Riohacha, cerca de la plaza Padilla, en una familia que valora profundamente su tierra. Es hijo del reconocido Luis Cotes, conocido popularmente como Mantequilla, un comerciante querido por la Guajira, con la matrona Miryam Beatriz Gutiérrez, una maestra muy querida, una familia bien respetada y apreciada en la ciudad.
A lo largo de su vida, Claro Miguel ha demostrado honestidad y un fuerte compromiso con el desarrollo social y económico de su región. Ha hecho parte de varios movimientos estudiantiles y trabajado en proyectos sociales y políticos, que buscan fortalecer la identidad cultural, mejorar la infraestructura y elevar la calidad de vida en las comunidades, siempre con una visión progresista y justicia social.