“Dará a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús, porque él salvará a su pueblo de sus pecados… Una virgen concebirá y dará a luz un hijo y le pondrás por nombre Emanuel (que significa: Dios con nosotros”.
Mateo 1:21,23.
La salvación no se lleva a cabo por medio de planes o formas humanas, sino por la voluntad y la soberanía de Dios. El Mesías que salvó a la humanidad de sus pecados no nació en una familia adinerada o en un ambiente lujoso. Tampoco descendió del cielo con un aspecto glorioso, para que todos los que le vieran pudieran admirarlo y recibirle con alabanzas. Lejos del palacio real, fue concebido por el Espíritu Santo en el cuerpo de una mujer llamada María, quien vivía en un pequeño pueblo
La razón por la que el Todopoderoso que no conoce límites se condicionó a sí mismo al tiempo y espacio, fue para redimir todos nuestros pecados y así permitir que pudiéramos entrar al reino de Dios. Él desea permanecer con nosotros para siempre. Pero para ser salvos, necesitamos tener un encuentro personal con el Señor Emanuel, quien redimió nuestros pecados por amor.
La salvación no comienza con comprender un hecho, sino con la obediencia y la fe en la Palabra de Dios. José no puede entender con su raciocinio ni aceptar que la virgen María pudiera haber concebido del Espíritu Santo. Pero se le aparece en sueños un ángel del Señor quien citando la profecía del Antiguo Testamento, le confirma la concepción virginal de María por el poder del Espíritu Santo.
Al levantarse por la mañana, recibe a María como su mujer, pero no la conoce hasta dar a luz a su hijo; y le pone por nombre Jesús. Es así cómo es coronado de la gloria de ser el padre físico del Salvador de la humanidad. Debemos abrir nuestro corazón, confiar en la Palabra de Dios, y poner en práctica la Palabra sin dudar; y entonces, conoceremos personalmente a Dios. Al obedecer en Su Palabra, recibiremos la gloria de participar en la obra de Dios.
Dios consumó Su promesa y plan de salvarnos de los pecados y la muerte, y de permanecer con nosotros, por medio del nacimiento de Jesucristo. Los cristianos debemos confiar en el Señor que es ”Jesús” y que es el ”Emanuel”, y gozar de lo que significa que Cristo haya nacido, permaneciendo siempre junto a Él.
El nacimiento de Jesús salva al pueblo del pecado y muestra la promesa de que estará con ellos. Ese es el motivo por el que Jesús vino al mundo. Dios les guarde.
