8. “Bendito sea Jehová, tu Dios, el cual se ha complacido en ti, colocándote sobre su trono como rey para Jehová, tu Dios; por cuanto tu Dios amó a Israel, para afirmarlo perpetuamente, por eso te ha puesto como rey sobre ellos, para que hagas juicio y justicia”.
2 Crónicas 8.
Dios es la fuente de toda sabiduría y riqueza. Salomón hace alianza comercial con Hiram, el rey de Tiro. El intercambio comercial con otras naciones generará una gran prosperidad económica para todo el reino. No se sabe con certeza la ubicación actual de Ofir, sin embargo, en el tiempo de Salomón gozaba de gran fama por su explotación de oro.
El rey de Israel recibe 450 talentos de oro, que equivalen a más de quince toneladas. Así Dios añadió a Salomón no solo sabiduría para gobernar bien a su pueblo, sino también grandes riquezas, poder y gloria. Dios concede poder para ganar riquezas a los que le temen, para que puedan colaborar en la extensión de Su reino
Lo insensato de Dios es más sabio que la sabiduría de los hombres y trae asombro del mundo. La reina de Sabá viene de la península Arábica a conocer a Salomón, y las respuestas que obtiene a sus preguntas la dejan tan maravillada, que reconoce que Dios es la fuente de toda sabiduría y que es el Creador de los cielos y la tierra.
Al ver el Templo y el palacio construidos, alaba a Dios por poner a Salomón por rey. Bienaventurado el pueblo gobernado por un rey sabio, pues Dios instaurará justicia y equidad allí, y su reino será afirmado. Aunque era gentil, la reina de Sabá reconoce la soberanía de Dios en la prosperidad de Israel. Cuando procedemos sabiamente en nuestra vida, glorificamos a Dios con nuestro testimonio.
La fuente de la sabiduría se encuentra en temer a Dios. Por eso, Dios le concede a Salomón, que desea dirigir al pueblo con humildad y honestidad, una sabiduría, riqueza y gloria sin precedentes. La sabiduría de Salomón revela la sabiduría del Creador con un conocimiento que va más allá de compartir información y nos muestra claramente la influencia que puede tener el pueblo de Dios en este mundo. No obstante, la sabiduría de Salomón es incomparable a la de Jesucristo, que es el manantial de la sabiduría.
Cristo es el poder y la sabiduría de Dios. Por lo tanto, todo aquel que medita sobre el Señor y la Biblia, y aplique la Palabra de la sabiduría, podrá gozar de una bendición más grande que la que tuvo Salomón. Dios permanece para siempre en el Templo y junto a Su pueblo. Dios les guarde.