Ecos de la posesión presidencial

Algunos temas que se me quedaron por fuera del tintero después de la posesión presidencial de Petro.
El florero de Llorente
Antes y durante el acto de posesión hubo una guerra fría entre Duque y Petro por cuenta de la espada de Bolívar, convertida en el “florero de Llorente“ de la posesión, todo lo cual me pareció un show mediático y ridículo para los medios y sus protagonistas, propio de una banana república como la nuestra, tanto de parte del saliente presidente que había prometido al nuevo entregarla como símbolo para ser exhibida durante su posesión, como de Petro que mostrando su talante de “dictadorzuelo” ordeno militarmente traerla o no iniciaba su discurso, dando su pataleta de niño rebelde.
Saludo Presidencial por besamanos
El término “besamanos” evoca la época de los saludos a los reyes y resulta anticuado para nuestro tiempo. En Colombia no hay Rey sino un civil que es ciudadano elegido por el pueblo. Es un acto protocolario de saludo que presentan al nuevo Presidente los mandatarios y delegaciones de otros países invitados a la posesión. Para la ocasión vale igual decir “besamanos” que “saludo presidencial”, es la misma vaina, pero al nuevo presidente se le ocurrió la genial idea de cambiar la palabra tradicional para dejar su impronta personal en la historia de las posesiones y llamar mejor al acto “saludo presidencial”. Una bobada semántica de alcalde primiparo.
El vestido de la primera dama
Tema frívolo pero que llamo mucho la atención de los críticos de la moda que les pareció que no era el apropiado para el evento, y los memes en las redes sociales se burlaron comparándolo con la vestimenta que usa el Papa. Digamos entonces que en el Vaticano manda el Papa Francisco y en la casa de Nariño doña Mamá Vero.
A mí la verdad – que de moda no se un carajo – me parecieron regios los vestidos de la primera dama como el de la vice y solo les faltaron las lentejas (perdón lentejuelas) y los canutillos.
La entrega de la Casa de Nariño
Alguna vez oí decir que “la hipocresía es parte de la buena educación. Que frio me pareció el recibimiento de la familia presidencial saliente a la nueva familia presidencial, a la entrada de Palacio. El acto imponía elemental cortesía, buenas maneras y educación, y no estuvo a la altura eso de dejar tendida la mano a un hijo del nuevo presidente, o no ofrecer María Juliana su mejilla para el beso de “judas” con su par, gestos desobligantes de la ex primera dama saliente que olvido que lo cortés no quita lo valiente; unas sonrisas fingidas para ese momento no costaban nada así fuera para guardar las apariencias. Muy feo ese saludo distante de las dos familias presidenciales, no había buena química entre ellas. Dieron mal ejemplo.
Contrasta la anterior postura con la gallardía y el honor con que los miembros de la cúpula militar flanquearon el ingreso del presidente a la Casa de Nariño durante la ceremonia militar de reconocimiento de las tropas al nuevo comandante en jefe de las fuerzas militares. Era lo que correspondía siguiendo la tradición institucional y democrática de los cuerpos armados que no son deliberantes.
El cierre con broche de oro: la parranda presidencial
Cuando Gabo recibió el Nobel en Estocolmo hubo vallenato y Jold Parr a la lata en el majestuoso palacio real, esta vez el parrandon presidencial en la Casa de Nariño estuvo amenizado por la Banda 19 de Marzo de Laguneta Ciénaga de Oro-Córdoba, y la primera dama – vaya de qué manera – la saco de home run bailando la música de su tierra sabanera. Muchas muestras de apoyo ha recibido por las redes esta sincelejana autentica y orgullosa de su cultura sabanera. Estuvo bien que sonaran las trompetas y los clarinetes alegres en los salones de palacio para romper la monotonía de las fiestas palaciegas con orquestas sinfónicas lúgubres.
De ahora en adelante la cosa es en serio: suero atoyabuey y carne salá con yuca en el desayuno de palacio; porro palitiao, vallenato y sombrero vueltiao, y el calor del trópico caribeño que esta bella mujer (la primera dama) representa y lleva en su sangre costeña.