La tierra es el mundo en que vivimos, condicionado a nacer para morir, sin eternidad perpetua, es decir, estamos en tránsitos por términos, sujeto a los designios de Dios, que globaliza el universo, facilitando el medio ambiente, para disponer de espacios y compartir convivencias: ambiental, familiar, comunitarias y sociales. De igual manera, disponer de forma y elementos, para explotar la tierra, como fuente de subsistencia, aprovechado y respetando, sus comportamientos, rotaciones y clasificaciones, de conformaciones eco estructurales y biodiversal, que lo caracterizan, con agua, sol y vientos; elementos necesarios e indispensable, para la vida: vegetal, animal y humana; que muy poco se ha valorado, por ignorancia relativas a la educación, informativas y practicas conservativas, que nos permitan amar, proteger y defender, lo que Dios gratuitamente nos proporciona para utilidad general, de habitantes del globo terráqueo o bolita del mundo.
Estamos en alerta “mandarina” asechado de graves peligros impredecible, por causas de los fenómenos naturales, que nos impactan sorpresivamente en diferentes territorialidades continentales. A pesar de los estragos y daños que nos causan, muchas veces se soportan, sin auxilios, socorros emergentes y sin contingencia económica, para enfrentarla, por imprevisiones y falta de comunicaciones, minimizando los efectos, trágicos y fatales, que ocasionan, los sismos originados, por mal trato de personas, al medio ambiente, relacionado con minerías, infraestructuras industriales y transportes, deforestaciones, contaminaciones de aire, agua y tierra; con residuos y desechos, líquidos, sólidos y tóxicos. Fenómenos, del niño y niñas, terremotos, sunamis, recalentamientos, deshielo, volcanes, derrumbes de montañas, inundaciones, sequias, incendios forestales y tormentas de vientos, huracanes, ciclones, monzones, tifones y trombas etc.
La tierra tiene siclos de transformaciones, durante millonésimos años de existencia del planeta, con seres vivos que se extinguen: humanos, flora, fauna y complementarios, agua, sol, aire y minerales; conformando el conjunto universal, que rodea al mundo, pero no se ha correspondido con el respeto que se merece la madre tierra.
En la transformación de la tierra, todas las estructuras de espacios se modifican y cambian. Ejemplo lo que antes era mar, puede transformarse, en colinas, sabanas, selvas o desierto. Igual pueden ocurrir con las urbes y ríos. No tendremos el mismo mapa geográfico territorial, de naciones y estados, incorporados a continentes
Sobre pasamos en estadística humana, los 8000 millones de personas, siendo la India, la nación mas poblada, seguido de la China, constituyéndose Asia, como el continente con mayores números habitantes del mundo 60%. Como están las cosas, no rebasaríamos el volumen de personas a 10.000 millones, en el presente siglo XXI. La razón llegamos al techo de crecimiento humano y en adelante, morirán más personas que las que nacen, de forma aceleradas, por diversas causas: hambres, enfermedades, contaminaciones, epidemias y guerras.
Cada año se incrementan los azotes en tragedias humanas, originadas por sismos y fenómenos naturales, que arrecian con furia. Se ha desequilibrado el desnivel climático, disparándose el recalentamiento, que cada día se elevan la temperatura, tornándose insoportable, que nos llevaría, a calcinarnos después de las multiplicaciones de muertes naturales, ocasionas, por variados factores y tormentas climáticas, que conllevan la generación de enfermedades y proliferación de plagas, propagando el estado final.
De seguir como vamos, sin ser pesimista, ni fatalista, el siglo XXI, podría ser el último y final, de la “Era cristiana”, que actualmente vivimos. Estamos advertidos y las alarmas activadas, pero los intereses, particulares y las avaricias, obstruyen implementaciones de controles, que permita frenar el recalentamiento, para alargar unos días mas de vida.
Los autores y gestores, en competencias mercantilistas, relativas a explotaciones económicas, son las más renuentes e indiferentes, a la solidaridad mundial de prevención y de protección, del medio ambiente. El capital económico, no lo salvará y de nada servirá, para ampararlo de las tragedias que se nos avecinan, arrasando en igual forma, a ricos y pobres, sin distinguir género, sexo, edad, color, estaturas y nacionalidad; por causas de indolencias y mal trato, a lo que Dios nos facilitado de manera natural.
En vez de utilizar desde antaño, sol y aire, para generar energías eléctricas, destinadas a todos los usos, domestico, industrial y vehicular; entre otras, no fueron apreciadas para aprovecharla en generación y comercialización; pero se fueron a los extremos, buscando y explotando, petróleo en grandes profundidades de alta mar, constituyéndose este, en derivados de guerras. El carbón, lo extraen con destrucción de la tierra, utilizando millones toneladas de explosivos.
Por el alto grado de calentamiento progresivos, se propuso sustituir los combustibles, fósiles y carbón, con las energías alternativas, solar y eólica, proponiendo como termino el año 2030, para transformar los cambios, pero a los grandes explotadores y beneficiarios del comercio de petróleo y carbón, no les sonó el tiempo, porque les pareció corto y lo extendieron hasta el año 2050. El asunto no está para esperar, porque podría ser demasiado tarde, cuando tenemos ardientes temperaturas y la candela en el trasero.
Los científicos e ingenieros, de la industria militar, trabajan en elaboraciones y ensambles de armas, en alta tecnología, diferentes formas, calibres y dimensiones; direccionadas para masacrar vidas humanas, envenenar el medio ambiente y exterminar el reino, animal, vegetal y fuentes hídricas; con armas de: fuegos, químicas, biológicas, atómicas, nuclear etc. Preparémonos para morir y renacer, en nuevas transformaciones de Dios en la tierra.