Edicion octubre 6, 2024

Cuántas granjas productivas se construyen con 30 mil millones de pesos

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Columnista – Juan Zambrano Romero

El problema de la desnutrición no es solo medicinal, la medicina toma su valor cuando la problemática ya está expuesta en el ser humano. La génesis del problema de la desnutrición radica en la falta de comida, óigase bien, es por la falta de alimentos. Si definimos que es desnutrición, Wikipedia nos refiere que es la perdida de reservas o debilitamiento de un organismo por recibir poca o mala alimentación, siendo este un estado patológico de distintos grados y distintas manifestaciones clínicas, causado por la asimilación deficiente de alimentos ingeridos por el organismo. En otras palabras cuando no se obtienen calorías suficientes o la cantidad adecuada de nutrientes principales, como las vitaminas y los minerales, que se necesitan para una buena salud. Además, La Organización Mundial de la Salud (OMS), define la desnutrición como el estado proteico originado por el consumo deficiente de alimentos y de una ingestión energética inferior a los requerimientos durante periodos prolongados.

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Para resolver esta problemática se requiere atacar sus múltiples causas la falta de alimentos, la falta de agua potable, saneamiento básico, higiene, controles médicos, vacunas entre otros factores. La desnutrición crónica infantil es considerada uno de los principales problemas de salud pública en el Departamento de la Guajira, un niño con desnutrición crónica puede ser invisibilizado, pero una vez diagnosticado, no hay marcha atrás, siendo importante apuntar a la prevención y comprender así, la dimensión de la problemática.

Los niños de la etnia wayuu de la Alta y Media Guajira, beben agua de los jagueyes, que son depósitos donde se acumula el agua lluvia por un determinado tiempo y esa agua estancada por días, semanas, meses y hasta años se contamina, ocasionándole al organismo consumidor diarrea y parasitosis entre otras afectaciones. Esto hace que la diarrea se presente de forma reiterada en los primeros dos años de vida, desarrollándose así la desnutrición crónica.

Bajo ese contexto, podríamos establecer que en los últimos meses se ha venido hablando en el Departamento de la Guajira de un jugoso contrato de prestación de servicios de salud No. 010 de 2022 celebrado entre el Departamento de la Guajira y el Consorcio Achajawa wayuu, por un valor de $ 30.590.987.718,oo para ejecutarlo en 28 meses, es decir $ 1.092.535.275,64 por mes o $ 36.417.842,52 por día, cuando el objeto de dicha prestación de servicio es solo una caracterización, denominada en el siguiente texto “Apoyo a las acciones de identificación y gestión del riesgo para la promoción de la salud y la nutrición en las zonas rural y rural dispersa en los municipios de Riohacha, Manaure, Maicao y Uribia del Departamento de la Guajira”. Pero, es lastimoso que sólo una persona doliente de nuestro terruño esté alzando la voz sobre este contrato de prestación de servicio como lo es el Villanuevero Dr. Luis Colmenares, pero sería interesante que nuestro Presidente Petro tenga conocimiento de ese contrato, porque somos tan olvidadizo que como lo dijera en una de sus visitas a la Alta Guajira el Presidente, nosotros seguimos eligiendo a nuestros propios depredadores.

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Nos llama poderosamente la atención de que si el problema es de hambre o falta de alimentos, se dilapiden 30 mil millones de pesos y algo más, en caracterización, identificación y gestión de apoyo, ya que con esos recursos se pudieran haber construido mínimo diez (10) granjas pilotos productivas en la zona de la Alta y Media Guajira, que permitiera la producción permanente de alimentos, granjas éstas, que serían orientada por profesionales del sector, donde a través de capacitaciones harían sostenible el proyecto en el tiempo. Esas granjas servirían para entregar los productos cosechados a un sinnúmero significativo de pobladores indígenas de la etnia wayuu y podría abastecer de semillas permanentemente a otras pequeñas granjas dispersas para que a través de la producción de cultivos pudieran autoabastecerse para su alimentación.

Entendemos y así lo hacemos ver, que una de las estrategias para superar todo ese estado de cosas relacionadas con la desnutrición, es la de producción de alimentos. Se debe pensar en la alimentación de la población, como una perspectiva preventiva ya que si miramos de manera integral ésta, está compuesta por elementos económicos, sociales y ambientales que son los principios de una producción agroecológica, estableciendo micro bancos de alimentos y semillas, permitiendo así que fluya de la mejor manera la producción en referencia.

La soberanía alimentaria es el derecho de los pueblos a definir sus propias políticas y estrategias sostenibles de producción, distribución y consumo de alimentos, incidiendo en la importancia del modo de producción de los mismos y su origen. Esto implica poder producir, localmente comida sana, nutritiva y culturalmente adecuada, devolviéndole a la población la capacidad de decidir, que consume y como lo produce. Esto genera la posibilidad de que los pueblos puedan tener acceso a alimentos sanos y nutritivos que le brinden satisfacción en sus necesidades alimenticias, lo que les traerá un impacto positivo en el organismo, una vida sana, con energía, significando un acceso suficiente del grupo familiar a los alimentos, en cantidad y calidad adecuados, para satisfacer las necesidades alimentarias de todos sus miembros durante todo el año.

Es realmente posible llegar a una soberanía alimentaria, logrando una nutrición y dietas saludables para las personas que lo necesitan. Para poder entender lo que es producir los productos que los hermanos indígenas wayuu y afrodescendientes de nuestro territorio, entregamos lo que les aporta al organismos las siguientes especies vegetales que siempre han cultivado estas culturas en nuestro departamento: El Maíz, entrega 3 g/100g de proteínas, 2,7 g/100g de fibra, 300 mg de potasio, 90 mg de fosforo, 24 mg de sodio y 50 mg de magnesio. Además aporta carbohidratos, vitaminas A y B, importante fuente de minerales, siendo además un excelente antioxidante, entrega 85 g calorías de cada 100 gramos. La Ahuyama, entrega al organismo calorías que le aportan al cuerpo energía para vivir, indispensable para desarrollar las funciones vitales, este producto contiene calcio, sodio, magnesio, zinc, hierro , potasio, fosforo y vitamina A, C y B, fibra y betacaroteno. El Frijol Guajiro, este producto alimenticio aporta al organismo un alto contenido de hierro, favoreciendo el buen desarrollo cerebral en los pequeños y es eficaz contra la anemia, ayuda corregir desordenes biliares, la gota, enfermedades reumáticas disminuyendo la tasa de colesterol, es decir por cada 100 gramos de frijol guajiro consumido se aportan 20 gr de proteínas, 5.8 gr de grasa y más de 3 gr de fibra. La Sandia o patilla y el Melón, son productos ricos en agua, nutrientes como la vitamina A, B, C, potasio, proteínas y el licopeno que es un pigmento antioxidante. Finalmente el cultivo de la Yuca, que hace su aporte al organismo como las vitaminas del grupo B, C y K, así como nutrientes tales como calcio, fósforo, potasio y magnesio, lo hacen muy beneficiosa para la salud de los huesos, piel, coagulación de la sangre.

En resumen, estos cultivos que por siempre han venido sembrando y cosechando nuestros hermanos wayuu, son los que les entregaban en épocas atrás su soberanía alimentaria, la cual fue vilmente atrofiada, cuando se creyó que productos que eran cosechados en otras latitudes o importados de otros países eran introducidos a esas comunidades para su alimentación.

Con la esperanza de un despertar resplandeciente que vislumbre un nuevo horizonte para nuestro departamento, hago eco a la voluntad y la buena disposición que ha tenido el Gobierno Nacional a través de nuestro presidente Gustavo Petro, de darle un impulso significativo al cumplimiento de la Sentencia T – 302, al designar al respetado y dignísimo médico – pediatra Luis Gómez Pimienta como Gerente especial para la Guajira. Así podemos cumplir lo que establece uno de los Objetivos de Desarrollo sostenible en su numeral 2, cuál es poner fin al hambre, lograr la soberanía y seguridad alimentaria a través de la mejora de la nutrición y promover la agricultura sostenible.

Exhortamos una vez más a esta nueva apuesta que tiene el departamento de la Guajira, que bajo estas apreciaciones técnicas, se pueda volver a esa soberana alimentaria que nuestra cultura wayuu sostuvo durante toda su historia.

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