Edicion septiembre 18, 2024

Crónica de un fraude anunciado

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Columnista - Fabio Olea Massa
Columnista – Fabio Olea Massa (Negrindio)

El domingo 27 de julio habrá elecciones en Venezuela para elegir presidente. Las encuestas dan favorito con 29 puntos de diferencia al candidato opositor Edmundo González sobre Nicolás Maduro, candidato y presidente del régimen. Analistas políticos y la comunidad internacional, sin embargo, opinan que no serán unas elecciones transparentes y es probable que el resultado sea, por vía del fraude electoral, favorable a los intereses del presidente Maduro, que así ganaría las elecciones por tercera vez y mantendría el poder hasta 2029. Los antecedentes no predicen otra cosa.

Tras la muerte de Hugo Chávez, Maduro participó por primera vez como candidato presidencial en las elecciones del 14 de abril de 2013. Según resultados oficiales, obtuvo el 50.61% de los votos contra el 49.12% de su rival Henrique Capriles, quien desconoció los resultados y solicitó una auditoría total de la votación, pero el CNE (Consejo Nacional Electoral) se negó a realizarla totalmente. Capriles impugnó las elecciones ante el Tribunal Supremo de Justicia de Venezuela y, finalmente, realizada por el CNE la auditoría al 100%, se confirmaron los resultados y el triunfo de Maduro. Fueron unas elecciones muy reñidas, desde entonces ha habido sospechas de fraude y se ha cuestionado la legitimidad política del gobierno de Maduro.

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En 2018 se llevaron a cabo nuevas elecciones para presidente. Maduro convocó a una Asamblea Nacional Constituyente que quedó integrada con mayoría oficialista. En medio del proceso constituyente amañado a favor del régimen, la Asamblea Nacional postergó para el 20 de mayo de 2018 las elecciones que habían sido fijadas inicialmente para el 2 de abril de ese año, para que coincidieran con la elección de los consejos estadales y municipales y dar ventaja política al partido de gobierno y a la coalición de partidos que apoyaban a Maduro, y jalonar todo el caudal electoral para el presidente en los estados y municipios donde dominaban políticamente.

Maduro participó ese año como candidato del PSUV (Partido Socialista Unido de Venezuela) derrotando a Henry Falcón por una amplia diferencia de votos del 67.84% contra el 20.93%. Esta paliza electoral se debió a que el régimen de Maduro logró inhabilitar a varios líderes políticos que no pudieron inscribirse para competirle por la presidencia y, al retiro de la contienda electoral de la coalición MDU (Mesa de la Unidad Democrática) encabezada por el líder opositor Henry Ramos Allup del partido Acción Democrática.

En las elecciones de 2018 pasó de todo: retiro de candidatos de la oposición, impedimento para la inscripción de candidatos y partidos de oposición por parte del órgano electoral; falta de garantías e imparcialidad del gobierno; sesgo del CNE; compra de votos; abstención; protestas de venezolanos en el exterior, denuncias de fraude. La Oficina del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Derechos Humanos, la Unión Europea y la OEA cuestionaron la realización de las elecciones en esas condiciones, y organismos internacionales se negaron a acompañar el proceso advirtiendo falta de garantías electorales. Claramente no fueron unas elecciones democráticas y todo lo sucedido originó la protesta del candidato Henri Falcón.

Los presidentes de Estados Unidos, Francia, Reino Unido, España, Alemania y otros líderes importantes del mundo democrático desconocieron el triunfo de Maduro. Colombia, a través del presidente Juan Manuel Santos, no reconoció los resultados electorales.

Ad portas este domingo de otra elección en Venezuela, con los antecedentes de “fraude” cometidos por el tirano es fácil suponer que volverá a ganar ilegalmente como ya lo hizo anteriormente. Las del domingo serán un remedo de “elecciones”; la crónica de un fraude anunciado que el mundo tan solo espera que se consume, sin querer evitarlo. Una farsa disfrazada de “democracia” que le servirá a Maduro para mostrar al mundo la mentira de que le ganó a la oposición en unas “elecciones” que seguramente dirá que fueron “justas”, “libres” y “democráticas”.

Necesitan mentir para no decir la verdad que el mundo conoce y es que tuvieron que inhabilitar políticamente a María Corina Machado para impedirle participar y ganar las elecciones del domingo, la única candidata que podía derrotarlos realmente en las urnas. Con María Corina de candidata no se hubieran atrevido a cometer fraude porque imposible les iba quedar tapar su contundente triunfo. María Corina Machado es una patriota que se ganó el respeto del mundo libre por su valerosa lucha para salvar a su país Venezuela de las garras comunistas del dictador Maduro.

Como demócrata deseo de corazón que gane Edmundo González para que el hermano y bravo pueblo venezolano, sometido al hambre y la miseria de un régimen opresor y cruel, rompa el yugo del tirano Maduro, libere la patria de Bolívar del comunismo y recobre su dignidad y libertad. El triunfo de González es de María Corina y la democracia del mundo.

Venezolano, vota por la libertad de tu país.

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