Según Pierre Bourdieu (1930-2002), la sociedad humana se asemeja a una competencia feroz cuyo mejor trofeo es la posición social. Posición que se obtiene a través de la acumulación de los tres tipos de capital: (i) económico (bienes); (ii) social (redes de relaciones); (iii) cultural (conocimientos y diplomas. Cualquier forma de capital es susceptible de transformarse en capital simbólico, en tanto que su posesión es reconocida como legítima. El capital simbólico es la naturalización de las relaciones de dominación social que permiten la acumulación de capital y el ejercicio de poder y acaparamiento que pueden realizar quienes lo detentan.
El pensador galo define el capital cultural como: “Instrumento de poder a nivel del individuo bajo la forma de un conjunto de cualificaciones intelectuales producidas por el medio familiar y el sistema escolar”. Además, considera que puede ser utilizado para comprender cómo las desigualdades sociales se perpetúan en a través de la transmisión intergeneracional de recursos culturales (Efecto Arrow).
Bourdieu distingue tres formas de capital cultural: (1) Incorporado: referente a los conocimientos, habilidades y disposiciones culturales que un individuo adquiere a través de la socialización primaria, como la educación familiar y las experiencias tempranas. Este capital está internalizado en la personalidad del individuo y afecta su forma de percibir el mundo y actuar en él. (2) Objetivado: Consiste en objetos culturales tangibles como libros, obras de arte, instrumentos musicales, etc. Estos objetos reflejan la acumulación histórica de conocimiento y son símbolos de estatus cultural. El acceso a estos objetos está determinado por el estatus socioeconómico y puede ser utilizado para obtener ventajas en la sociedad. (3) Institucionalizado: Son las credenciales educativas y culturales formalmente reconocidas como títulos universitarios, certificados, diplomas, etc. Estas credenciales otorgan acceso a oportunidades sociales y económicas y son valoradas en el mercado laboral y en la sociedad en general.
El sociólogo francés también sostiene que el capital cultural, al igual que el capital económico, está distribuido de manera desigual en la sociedad y juega fuerte en la reproducción de las desigualdades sociales: “Aquellos con mayores niveles de capital cultural tienden a tener ventaja significativa en términos de éxito educativo, acceso a empleo de alto estatus y movilidad social. Por el contrario, aquellos con menos capital cultural enfrentan barreras para acceder a estas oportunidades y están más limitados a sus posibilidades de ascenso social”. Esto perpetúa un ciclo de desventajas para quienes carecen de suficiente capital cultural.
Para una región plagada por las desigualdades sociales y las jerarquías económicas como La Guajira colombiana, se hace imperativo incrementar el capítulo social como vehículo para avanzar en el cierre de brechas. Para ello, consideramos necesario formular, desde los gobiernos territoriales, una estrategia que contenga entre otras las siguientes acciones: (1) Invertir en educación y formación: Promover la transmisión intergeneracional de las tradiciones culturales y prácticas de la etnia wayúu y otras comunidades étnicas; fomentar la participación de los jóvenes en actividades culturales como música, danza y artesanía tradicional; y, mejorar el acceso y la calidad de la educación artística y cultural en las escuelas de La Guajira. (2) Desarrollar políticas y estrategias de gestión cultural a nivel local: Asesorar a las entidades territoriales en la planificación, financiación y desarrollo institucional de la gestión cultural; facilitar la articulación entre el gobierno, las instituciones culturales y la ciudadanía; y promover la creación de infraestructura cultural como museos, centros culturales y espacios para exhibiciones. (3) Aprovechar el poder de atracción de las actividades culturales: Organizar festivales, eventos y exhibiciones que resalten la diversidad cultural de La Guajira y atraigan turistas; restaurar y conservar el patrimonio cultural material e inmaterial de la región, como sitios arqueológicos y manifestaciones tradicionales; y fomentar la creación y comercialización de bienes y servicios culturales como artesanías, gastronomía y música. (4) Fortalecer el capital social y las redes de cooperación cultural: Promover la cohesión social y la convergencia entre las diferentes comunidades de La Guajira; facilitar la colaboración y el intercambio de conocimientos entre los agentes culturales; y desarrollar estrategias de descentralización y democratización del acceso a la cultura en todo el departamento.
En resumen, La Guajira debe invertir en educación, desarrollar políticas culturales efectivas, aprovechar el potencial de atracción de sus actividades culturales y fortalecer el capital social y las redes de cooperación para incrementar de manera sostenible su principal patrimonio: su capital cultural.