Caminando por la cornisa
Winston Churchill dijo que la democracia es el menos malo de los sistemas políticos de gobierno. Hoy Colombia camina peligrosamente por el borde de un abismo y, si llegare a caer, caerá en las garras del comunismo y esa caída será trágica. La izquierda, cual lobo feroz, amenaza con devorarse el país, pero no lo lograran, los demócratas tenemos el deber moral de impedirlo y, para lograrlo utilizaremos el poder del voto que nos da la democracia para expresarnos libremente. Es ejerciendo nuestro derecho a votar y eligiendo bien Presidente como vamos a derrotar políticamente a quien pretenda cambiar, por un régimen socialista, el modelo político, económico y social que mantenemos vigente en Colombia por décadas. El socialismo ha fracasado rotundamente en el mundo como sistema político de gobierno, pero subsiste aún en pocos países a punta de represión contra la voluntad de sus pueblos, ejemplo Venezuela.
Venezuela, tan cercana a nuestros afectos, es el espejo donde debemos mirarnos los colombianos para que no nos pase lo mismo; acaso queremos para nuestros hijos que Colombia sea otra Venezuela, o vamos a cambiar décadas de vivir en libertad democrática, por la tiranía, el despotismo y el abuso de un régimen comunista?. Es mucho lo que está en juego en las próximas elecciones de cara al presente y futuro del país, pues nos jugamos nuestro destino. Salvamos la democracia o dejamos que la plaga del comunismo llegue a Colombia como ya lo lograron en Perú y Chile.
En democracia usted puede participar y decidir con su voto cómo elige sus autoridades, el destino de la Nación o el de su Municipio o Departamento; cómo deben funcionar las instituciones, la justicia, sus derechos, el respeto por la propiedad privada, el orden, la seguridad, la convivencia; en fin, puede decidir libremente como ciudadano el modelo político y de sociedad que quiere, entendiendo el Estado “como la sociedad jurídicamente organizada” dentro del cual podemos realizarnos como persona para vivir en libertad, paz y democracia, a la vez, el Estado debe garantizar nuestras libertades y derechos.
El Comunismo – antítesis de la democracia – no respeta los valores más arraigados del ser humano como sus creencias religiosas, la vida, libertad, dignidad humana, libre expresión de ideas, la opinión política, mismos que son cercenados al individuo que no puede alzar su voz contra el régimen, a riesgo de que lo eliminen físicamente o lo encarcelen. La propiedad privada es expropiada por el Estado para impedirle generar riqueza y prosperidad personal que le permita vivir dignamente, con lo cual el Estado empobrece la población para dejarla vulnerable y dependiendo de lo que el régimen le da a través de los programas asistenciales, sometiéndola a la esclavitud económica de un sistema político que le quita todo a cambio de lo poco que le da.
El mismo Churchill definió el socialismo como “la filosofía del fracaso, el credo a la ignorancia y la predica de la envidia; su virtud inherente es la distribución igualitaria de la miseria”; pero para el pobre pueblo – diría yo – porque a sus dirigentes en el poder los enriquece.
