Edicion enero 13, 2025
CUBRIMOS TODA LA GUAJIRA
Columnista - Hernán Baquero Bracho.
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¡Ay, doña envidia!

Columnista – Hernán Baquero Bracho

Las redes sociales, en vez de aprovecharlas como una de las grandes ventajas en la tecnología que nos brinda el siglo XXI, al contrario, son utilizadas para generar competencias malsanas, envidias de todos los niveles, malos tratos, ofensas y malentendidos en todos los órdenes, lo que genera y despierta, en la gran mayoría de personas, malos sentimientos, críticas destructivas y no constructivas, comentarios dañinos, que para nada construyen, sino al contrario, han venido esparciendo la semilla del odio y la división desde todo punto de vista, que en lo social, en lo comunitario y si es en la política, pareciera que se nos hubiera incrustado el chip del odio.

Las calumnias y las mentiras están a la orden del día, los sofismas de distracción en este sentido, son alarmantes, de dos premisas falsas, convierten verdades que son mentiras. Como lo expresa mi amigo, columnista, Miller Soto Solano: “No es que digamos mentiras…es que somos expertos inventando verdades. Las intrigas y las exageraciones, las difamaciones y la hipocresía, ya ni sorprenden en las redes sociales, más bien, asquean.

Pareciera que fuera más fácil odiar que amar. Bueno, si Jesucristo lo único que hizo fue traer un mensaje de amor y los que tenían el poder de la época se enfrascaron en un odio sin igual contra el Mesías y lo crucificaron, siendo inocente y la turba, como la de hoy, pidió liberación para el asesino, Barrabás, ¿Entonces de qué nos quejamos en el día de hoy? El chip del odio a través de las redes sociales se ha vuelto un virus. Ataca sin compasión. No existe tolerancia para opinar. El odio enferma, daña y mata. El odio es infernal, tanto así, que de odio están construidas las cárceles mentales de los que viven encerrados en el odio. El odio se ha vuelto adictivo, como el mismo poder.

Doña envidia y el odio son el agua fétida en la cual se transportan los mediocres y los fracasados y se convierten en unos discípulos del mismo Satanás. Sus corazones están enfermos y cargados de tan malos sentimientos. El chip del odio es como una sanguijuela que se alimenta de esa alma enferma y trastocada por la envidia y el fracaso. Es como una manzana podrida que daña las otras manzanas y las buenas acciones se paralizan por este odio enfermizo, donde su hediondez toca el alma de cada uno de estos resentidos que aprovechan cualquier circunstancia, por simple que sea, para atacar como el mismo escorpión. Para muchas personas de las redes sociales, el odio se ha convertido en la droga que alimenta sus energías negativas.

Donde más pulula el odio es en la política. La crisis que está viviendo La Guajira por la caída del gobernador, pareciera que cada día fuera más incendiaria entre los grupos que han tenido hegemonía en el poder. En vez de buscar la unidad departamental, nos dedicamos a desprestigiar al que está gerenciando el departamento. Bueno, con tantos cambios las gerencias no se han podido posicionar. Nemesio no fue la excepción en su caída, parece ser como si existiera una maldición en el Palacio de La Marina. Habrá que traer desde el Papa, Mamos y sacerdotes y pastores exorcistas para que se vaya esa maldición.

El odio se ha vuelto viral y su chip ha llegado a todos los rincones de Colombia. En La Guajira y en Villanueva, este virus cada día aumenta más. Envidiosos que azuzan de manera permanente a sus seguidores, para que critiquen siempre de manera destructiva y no constructiva las gestiones o realizaciones de los alcaldes de turno. La unidad en nuestro pueblo, como en La Guajira, es un espejismo en el desierto. Porque como dice el dicho, de la calumnia algo queda. Envidiosos que andan al acecho, como si estuvieran de cacería, para caer con todo su odio al administrador de turno, aunque dicho sea de paso, a muchos alcaldes se les critica y cuestiona, ya no es por envidia, sino por sus malas actuaciones ante su comunidad. El poder enferma y a algunos se les nota más, debido a su altivez, prepotencia y el desdén al referirse a sus contracditores políticos, con tanto odio y sevicia, que pareciera que todavía estuvieran en campaña. ¡Qué horror!. Doña envidia está haciendo de las suyas en los 15 municipios de la Península.

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