
20. Pero Samuel dijo al pueblo: “No temáis; vosotros habéis hecho todo este mal; pero con todo eso no dejéis de seguir en pos de Jehová, sino servidle con todo vuestro corazón”. 1 Samuel 12.
El hecho de que Israel le pidiera a Dios un hombre como rey es un pecado grave. Samuel le dice al pueblo: “esperad aún ahora y mirad esta gran cosa que Jehová hará ante vuestros ojos”. 1 S. 12:16). Está misma frase en el libro de Éxodo significa: ”ved la salvación de Dios” (Éx, 14:13); pero aquí, significa ”ved el castigo de Dios sobre Israel”. Dios manifiesta Su poder para salvar, pero también para reprender. Samuel pide a Dios que envíe lluvia y truenos para que el pueblo conozca cuán grande es la maldad que han cometido.
Entonces, Dios le concede una lluvia torrencial, como señal de Su ira. En el tiempo de la siega del trigo hay sequía en Israel; sin embargo, ocurre un milagro pues desciende una lluvia torrencial acompañada de truenos.
Samuel calma al pueblo, el cual está atemorizado. La lluvia torrencial no tiene como propósito acabar con el pueblo, sino ayudarles a entender cuál es su pecado. Ahora que han entendido lo que han hecho, deben servir con integridad a Dios. Jehová no desampara a Su pueblo, por amor a Su gran nombre. Así, Dios proclama Su perdón. Ya no pedirá más cuentas por el pecado del pueblo de Israel de haberle pedido un hombre como rey.

De esta forma, la respuesta del pueblo ante tanta misericordia debe ser recordando la gracia de Dios, temiéndole y sirviéndole con el corazón en todo momento. Samuel toma la decisión de orar y de enseñarle al pueblo a servir con integridad a Dios, para que no caigan más en pecados.
En su último sermón en Gilgal, Samuel les advierte claramente cómo deben servir a Dios. Aunque cambie el sistema de gobierno y nos conduzca un rey humano, el verdadero Soberano de Israel es ”Dios”. Por lo tanto, el pueblo debe tener un solo corazón con el que servirá y seguirá la voluntad de Dios. Por su parte, Samuel promete que nunca dejará de orar por el pueblo de Israel.
Del mismo modo, nosotros debemos eliminar a los ídolos de nuestro corazón para servir con todo nuestro ser al Señor y obedecerlo solo a Él, que es el Rey de todo. Además, debemos dedicar el resto de nuestras vidas a cumplir la misión que nos dio el Señor sin dudar.
El pueblo de Dios debe servirle únicamente a Él y seguir el camino de la misión hasta el final. Dios les guarde.