Edicion febrero 12, 2025
CUBRIMOS TODA LA GUAJIRA

Se desarticula Pacto Histórico

Se desarticula Pacto Histórico
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Columnista - Martín Barros Choles
Columnista – Martín Nicolás Barros Choles

El exsenador y exembajador de Colombia, Armando Benedetti, artífice de la creación de un Pacto Histórico, al estilo de agrupación o asociación política, para participar en una competencia de juego democrático y carnestoléndico, para elegir quienes nos gobiernan y representan en corporaciones legislativas y coadministrativas. El novedoso Pacto, integrado por personas de izquierda y centro, logró sumar ciudadanos indecisos e inconformes con quienes han venido gobernando por más de un siglo, considerándose dueños absolutos del poder para gobernar la República Unitaria y Centralista que rige en nuestra nación del Sagrado Corazón de Jesús.

El Pacto Histórico logró ganar 20 curules en el Senado y elegir a Gustavo Petro Urrego como el primer presidente de izquierda en el período comprendido entre 2022 y 2026, liderando el nuevo partido o movimiento político. El citado movimiento no conformó equipo directivo, ni se aprobaron en asamblea general estatutos ni reglamentos que rijan al interior de la organización.

La desorganización en el Pacto Histórico es palpable, demostrada en las pasadas elecciones municipales y departamentales de gobernadores, alcaldes, diputados, concejales y ediles, cuyos resultados fueron desastrosos para un partido de gobierno nacional por falta de legítima dirección y cohesión, que avalaran y validaran candidaturas y listas propias y compartidas en coalición. Escasamente lograron ganar tres gobernaciones, 70 alcaldías, 28 diputaciones y 642 concejalías. En síntesis, obtuvo menos del 10 % de los elegidos globalmente en el territorio nacional, cuando debió superar el 25 %.

Hace rato se acabaron partidos y movimientos políticos estructurados y estables, transformados en politiqueros y mercantilistas dedicados al clientelismo, contractual, burocrático y compraventa de electores, desmotivando la participación de personas que no compaginan con estilos mañosos, mafiosos y corruptos de quienes gobiernan y mandan a su conveniencia e intereses, ignorando y desconociendo derechos de igualdad y deberes en supuesta y presunta democracia.

Mientras no exista una organización que no sea de papel, hablar de democracia es una farsa, porque se refleja ausencia de acciones, formación, disciplina y respeto, con decisiones personales de quienes asumen la dirección de partidos como propiedad privada, ejerciendo a motu proprio, sin cumplir el deber de consultar y rendir información sobre gestiones, actuaciones, proyecciones y programaciones; que deben activarse de manera colectiva en el orden del día.

Se desarticula Pacto Histórico

Gustavo Petro quiso ser presidente y tuvo la suerte de ser elegido en reñida elección, concediéndole una valiosa oportunidad que no ha sabido aprovechar por no estar dedicándose a gobernar con quienes lo acompañan en su equipo de trabajo, ministerios y direcciones administrativas, en permanente contacto, conexión y comunicación con sus dependientes, para socializar, formalizar y materializar hechos, definir prioridades relacionadas con promesas y compromisos propagados en campaña política, con finalidad de cautivar votos. Viajar y permanecer en el exterior demasiado tiempo y la intensa consagración, de manera permanente, a redes sociales, respondiendo mensajes y críticas de detractores y lanzando anuncios y dardos, concluyen en desgaste innecesario, con pérdida de tiempo, desatendiendo operaciones en programas de gobierno.

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El mandatario nacional convoca a Consejo de Ministros para pedir información de gestiones y valorar tareas encomendadas, calificando individualmente a cada uno de los ministros, presentados en el consejo al recién nombrado superministro, Armando Benedetti, con transmisión televisiva nacional en directo, llevado a cabo por primera vez por el presidente Gustavo Petro en la historia de Colombia. En el Consejo de Ministros se generaron críticas y cuestionamientos por los nombramientos de la canciller Laura Sarabia y Armando Benedetti, jefe de ministros.

Las referenciadas personas designadas por el presidente Petro han sido las más privilegiadas. Primero renunciaron en el curso inicial de gobierno por un escándalo público sobre hechos indelicados que comprometían a Laura Sarabia y Benedetti, quien ejercía como embajador en Venezuela, pero más adelante fueron nuevamente vinculados al gobierno sin medir las consecuencias negativas que se originan al reincidir en quienes generaron crisis y persisten en admitirlos, por deudas o secretos oscuros causados en campaña presidencial y temor a amenazas de denuncia por parte de Armando Benedetti, quien ha ocupado tres cargos durante el gobierno de Petro. Fue embajador en la FAO, con sede en Italia. Tanto en Venezuela como en Europa, tuvo censuras por utilizar pasaporte diplomático para viajar de Venezuela a EE. UU., y escándalos en España por agresiones verbales y físicas a su esposa.

“Los trapos sucios se lavan en casa”. Improvisar una transmisión televisiva en directo para pedir cuentas y calificar labores de ministros no era lo procedente, sin previo aviso, para preparar libretos, guiones y ordenar el informe. Antes de cuestionar y criticar, es pertinente analizar el engranaje operativo, los medios logísticos y la disponibilidad presupuestal. No basta que el presidente asigne tareas de compromiso sin verificar condiciones viables y prestar los apoyos que se requieran, atendiendo peticiones y observaciones en operaciones por equipos, validadas por el presidente para su efectividad. No se pueden hacer promesas, ni mucho menos comprometerse a lo que no es posible cumplir en la ocasión, porque se pierde credibilidad. Tampoco es bien recibido atribuir el caos y los fracasos a otros, eximiéndose de la culpa que les asiste y compromete, ridiculizando al dependiente cuando hay responsabilidad compartida.

La llegada de Armando Benedetti a la jefatura de gabinete ministerial y su presencia en el Consejo de Gobierno estallaron alteraciones emocionales y reacciones de cuestionamiento, deplorando los nombramientos de Benedetti y Laura Sarabia por parte de la vicepresidenta y ministra de la Igualdad, Francia Márquez, y otros ministros que no comulgaron con la decisión del presidente, presentando renuncias irrevocables por desacuerdos, otros rechazando la comparación alusiva del presidente Petro sobre el extinto fundador del M-19, Jaime Bateman Cayón, con Armando Benedetti, y algunos condicionaron su retiro a la continuidad del jefe de gabinete. El presidente reflejó solidaridad en favor de Benedetti, quien guardó silencio durante toda la discusión. El presidente Petro ratificó la designación y defendió a Benedetti, justificando una segunda oportunidad, pero en nada se refirió a Laura Sarabia, la canciller.

Los más inconformes y devastados son los antiguos compañeros de Petro y miembros de la izquierda, desencantados y confundidos por la actitud asumida por el presidente, generando graves tormentas afectivas, averiando la nave Pacto Histórico, que se desmorona cuando debía fortalecerse para las próximas elecciones. La izquierda está fraccionada y subdividida en islas, lagunas, cayos y ruedas sueltas; cuando están procurando unificar y fusionar reductos de partidos izquierdistas para conformar un solo partido, pero con los últimos acontecimientos, puede irse al traste por desestimarlos, los distanciamientos y las deserciones de quienes, no siendo de izquierda, contribuyeron a elegir congresistas y al presidente Gustavo Petro. En el Pacto Histórico, las diferencias entre los grupos de izquierda los arruinan y cierran una nueva oportunidad de triunfo.

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