
9. “Concede, pues, a tu siervo un corazón que entienda para juzgar a tu pueblo y discernir entre lo bueno y lo malo, pues ¿quién podrá gobernar a este pueblo tuyo tan grande?”.
1 Reyes 3.
En los días de Salomón, Egipto era la máxima potencia mundial. Salomón se casa con una princesa egipcia por motivos políticos. Con la ayuda de Egipto, podría aumentar la defensa de la nación. Por otro lado, presenta mil holocaustos sobre el altar en los lugares altos. Antes que el templo fuese construido, era común que los israelitas adorasen en los lugares altos.
No podemos entender los mil holocaustos como mil ofrendas y mil respuestas de oración, sino como una oración que Salomón levantó con todas sus fuerzas, pidiendo la ayuda de Dios. Conmovido por la devoción de Salomón, Dios le dice que pida lo que quiera, que Él le dará. Salomón busca sabiduría para discernir el bien y el mal, la cual necesitará para gobernar. Todo líder necesita tener la sabiduría que Salomón pidió a Dios.
Dios se goza por la oración de Salomón. Todos queremos el bienestar personal y alcanzar metas como una vida longeva, riquezas y gloria, o la venganza de nuestros enemigos. Cuando Dios le da la oportunidad de pedir lo que desea, Salomón pide sabiduría para gobernar bien al pueblo, y esto le agradó a Dios. Le concede además de sabiduría como ningún otro, riquezas y gloria.

Incluso, gozará de una vida longeva si obedece la Palabra de Dios. No es que porque le ofrecemos muchos sacrificios a Dios que Él nos concede nuestros deseos, sino porque Él escudriña nuestro corazón y nos responde conforme a Su voluntad. Debemos preguntarnos qué es lo que le agrada a Dios en oración. Si no priorizamos nuestra ambición y buscamos primeramente el reino de Dios y Su justicia, recibiremos el bien como respuesta de Dios.
Salomón entendía muy bien cuál era la responsabilidad de un rey y el peso de su posición. Por eso, busca la sabiduría de Dios para discernir y gobernar con justicia en los asuntos de la comunidad. Dios se complace con la oración de Salomón, que busca un corazón que desea el bien de su pueblo. Como personas que fuimos llamadas a cumplir la voluntad de Dios, debemos ofrecer peticiones apropiadas según el peso de nuestra misión, al igual que Salomón. Jesús nos insta a “buscar primero el reino de Dios y su justicia” (Mateo 6:33).
Cuando nos esforzamos por establecer el reino y la justicia de Dios, en lugar de buscar solo nuestro beneficio personal, Dios añade todo lo que necesitamos a nuestras vidas.
La verdadera sabiduría reconoce que el Señor de la vida es Dios y busca Su reino y Su justicia. Dios les guarde.