Edicion febrero 16, 2025
CUBRIMOS TODA LA GUAJIRA

Sacar del closet a la salud mental

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Columnista – Fabrina Acosta Contreras

En un mundo colapsado se ha vuelto cotidiano escuchar “Estoy en crisis” “Que depre tan brutal” “El estrés me está acabando” y un sinnúmero de afirmaciones que nos informan que no es que estemos del todo bien, la era del afán y el no tener tiempo para lo fundamental sino para la productividad, hace que la salud mental se convierta en enfermedad mental, por ello, mi invitación es a que saquemos la saquemos del clóset, que dejemos de estigmatizarla para no tener que llorar suicidios; ya va siendo momento de dejar el miedo a hablar de temas de salud mental, comenzar a entender que las enfermedades físicas nacen en su mayoría de lo mal que está nuestra psiquis, no nos enseñaron que la mente y el espíritu también necesitan alimentación, cuidado e higiene, como lo hacemos con nuestro cuerpo físico, nuestra casa o nuestro sitio de trabajo, así de natural como tomar los alimentos para evitar la sensación de hambre, solo imagino cuanta hambre siente nuestro espíritu y nuestro universo psíquico, entre tanto afán de vivir sin existir, de concentrarnos más en el hacer que en el Ser, descuidamos todo y transitamos la incoherencia de acumular bienes, riquezas para al final no tener la salud necesaria para disfrutar.

En estos tiempos, es extraño conseguir personas que no hayan experimentado diferentes crisis psicoemocionales, muchas de ellas con ideas suicidas, otros con estallidos de violencias, en fin, la cosa no anda bien y seguimos dejando en el clóset de los prejuicios a la salud mental, de eso no se habla, eso no se trabaja y se piensa que solo con voluntad se soluciona, cuando miles de personas ya no tienen control de nada, no se trata de que un día despierten y su diagnostico no esté, se trata de brindar acompañamiento, recibir atención especializada y la empatía del entorno, no es un asunto minúsculo que se soluciona diciendo “Ya deja esa depresión o basta de ansiedad “cógela suave” no, no es así.

Sacar del clóset a la salud mental es aprender y asumir la complejidad que implica, no es un asunto folclórico al que le ponemos un pañito de agua tibia y solucionado, por otro lado, la mejor intervención es la prevención, pero ante un mundo caótico, un país repleto de historias violentas, la locura diaria de situaciones que superan toda ficción y que muchas veces dejan sin aliento, la rareza de humanidad en la que estamos viviendo y de la que hacemos parte, es decir, que la rareza también somos nosotros y nosotras, es muy difícil estar equilibrado y del todo bien.

Así que justo en el mes de la prevención del suicidio, escribo esta columna para decir que merecemos habitar un mundo más compasivo y menos exigente, más sensible y menos indiferente, mas humano y menos cosificado, cuantas muertes se evitarían si nos hiciéramos conscientes de la importancia de la salud mental, si renunciáramos a prejuicios sociales, estereotipos de género y acciones de juzgamientos verticales que lapidan a cualquier ser humano, basta de crear unos estándares inalcanzables porque no somos perfección sino humanidad con derecho a la equivocación y a los aprendizajes, nos hace falta la bondad por nosotros mismos y urge que el mundo sea menos radical para no enviar a muchas personas directo a la crisis, al suicidio y a la frustración.

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Es momento de vernos como seres holísticos y de esa manera retornar a la esencia del ser que somos, lejanos a la cosificación y a la vida en remoto en la que muchas veces caemos sin hacer consciencia de estar muertos en vida. A este mundo llegamos a disfrutar y en el camino nos vamos acostumbrando a padecer y a normalizar el aguante de ese padecimiento, por la vida en paz es pertinente reconocer lo que somos. La salud mental merece transitar en libertad sin tener que esconderse de los estigmas que se le asignan

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