
Más allá de sus playas bañadas por el Caribe y sus atardeceres de ensueño, Riohacha encierra una historia económica vibrante y a menudo tumultuosa, moldeada por los caprichos de la geografía, la riqueza de sus recursos naturales y la resiliencia de su gente. Desde la bonanza de las perlas hasta los desafíos del contrabando y el prometedor despunte del turismo, la capital de La Guajira ha navegado por diversas eras, cada una dejando una impronta indeleble en su tejido social y productivo.
El Siglo de Oro de las Perlas: La Génesis de una Economía Marítima
La fundación misma de Riohacha en el siglo XVI estuvo intrínsecamente ligada a la explotación de un tesoro submarino: las perlas. Las aguas poco profundas de la bahía y sus alrededores albergaban ricos bancos de ostras perlíferas, atrayendo a conquistadores y colonos españoles ávidos de fortuna. Esta bonanza inicial convirtió a Riohacha en un puerto de vital importancia para la Corona Española, un centro de exportación que conectaba el Caribe con los mercados europeos. La actividad perlífera no solo generó riqueza para unos pocos, sino que también impulsó una incipiente economía local, con la necesidad de provisiones, mano de obra y servicios asociados al buceo y al procesamiento de las gemas.
Sin embargo, como suele ocurrir con los recursos finitos, la sobreexplotación llevó al declive de los bancos perlíferos. A medida que el siglo XVII avanzaba, la producción disminuyó drásticamente, obligando a la ciudad a buscar nuevas avenidas económicas.
Del Sal al Contrabando: Una Economía de Subsistencia y Oportunidades Ilícitas
Con el ocaso de las perlas, Riohacha se volcó hacia otros recursos naturales. La explotación de las salinas cercanas, especialmente las de Manaure, se convirtió en un pilar económico importante. La sal, esencial para la conservación de alimentos, era un bien codiciado y su producción generó un flujo constante de ingresos para la región.
No obstante, la ubicación estratégica de Riohacha, cercana a las fronteras marítimas y terrestres, y la laxitud de los controles coloniales, la transformaron también en un punto neurálgico para el contrabando. Desde épocas tempranas, el intercambio ilícito de mercancías con las Antillas holandesas, inglesas y francesas se convirtió en una actividad económica subterránea, pero significativa. Textiles, licores, tabaco y otros productos fluían a través de la región, generando fortunas para algunos y siendo una fuente de sustento para muchos. Si bien el contrabando ha sido históricamente una actividad marginalizada por la legalidad, no se puede ignorar su impacto en la configuración económica y social de Riohacha a lo largo de los siglos.

El Siglo XX: Entre el Café, el Carbón y la Búsqueda de Nuevas Opciones
El siglo XX trajo consigo nuevos vientos económicos. La producción de café en el interior de La Guajira, aunque no centralmente en Riohacha, generó una actividad portuaria y
comercial indirecta para la ciudad. La explotación de yacimientos de carbón, especialmente en El Cerrejón a partir de la segunda mitad del siglo, representó un cambio paradigmático. Si bien la extracción se realiza tierra adentro, Riohacha, como capital departamental, ha sido un centro de servicios, logística y mano de obra para esta mega-industria, generando un impacto económico considerable, aunque también con sus propios desafíos en términos de distribución de la riqueza y sostenibilidad ambiental.
A lo largo de este siglo, Riohacha también experimentó un crecimiento demográfico y urbano, impulsado por la migración interna y la búsqueda de oportunidades. Esto llevó a un desarrollo del comercio local, los servicios y la construcción, diversificando una economía que históricamente había dependido en gran medida de los recursos primarios.
El Siglo XXI y el Auge del Turismo: Un Horizonte Prometedor
En las últimas décadas, Riohacha ha virado su mirada hacia un nuevo horizonte: el turismo. Sus playas, su cultura Wayuu, su gastronomía y su proximidad a destinos naturales como el Cabo de la Vela y Punta Gallinas, la han posicionado como un atractivo destino en el Caribe colombiano. La inversión en infraestructura turística, la apertura de hoteles, restaurantes y la promoción de actividades culturales y ecoturísticas, están transformando la economía local.
El turismo está generando nuevas oportunidades de empleo, impulsando el comercio de artesanías locales, revitalizando el sector de servicios y atrayendo inversiones. Sin embargo, la clave para un desarrollo turístico sostenible radica en la planificación, la inclusión de las comunidades locales y la preservación de su patrimonio cultural y natural.
Desafíos y Oportunidades: Mirando Hacia el Futuro
La historia económica de Riohacha es un testimonio de adaptación y reinvención. De la perla al carbón y ahora al turismo, la ciudad ha sabido buscar y explotar sus ventajas comparativas. Sin embargo, persisten desafíos importantes. La informalidad laboral, la necesidad de diversificar aún más la economía para reducir la dependencia de un solo sector, y la inversión en educación y tecnología, son asignaturas pendientes para garantizar un futuro próspero y equitativo.
DORAFANNY VARGAS CORREA
Riohacha, con su rica historia y su potencial innegable, se encuentra en un momento crucial. El equilibrio entre el desarrollo económico y la preservación de su identidad cultural y ambiental será la clave para escribir los próximos capítulos de su fascinante travesía económica.