Edicion octubre 30, 2025
CUBRIMOS TODA LA GUAJIRA

Riohacha, entre el mar y la selva: la “incompetitividad” de la periferia colombiana

Riohacha, entre el mar y la selva: la “incompetitividad” de la periferia colombiana
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Columnista - Emilsa Rojas Atencio
Columnista – Emilsa Rojas Atencio

En Colombia, el desarrollo urbano avanza a distintas velocidades. Mientras Bogotá, Medellín, Manizales, Tunja y Cali lideran los indicadores de competitividad, otras capitales enfrentan rezagos estructurales que frenan su crecimiento. Entre ellas está Riohacha, capital de La Guajira, que durante los últimos cinco años se ha mantenido entre las diez ciudades menos competitivas del país, según el Índice de Competitividad de Ciudades (ICC).

El ICC, elaborado por el Consejo Privado de Competitividad y la Universidad del Rosario, mide qué tan propicio es el entorno urbano para el desarrollo económico y social. Evalúa trece pilares —instituciones, infraestructura, educación, salud, innovación, mercado laboral y sostenibilidad ambiental, entre otros— con una escala de 0 a 10. Un puntaje bajo refleja debilidades en la gestión pública, escasa conectividad, baja productividad y desigualdad persistente.

Riohacha, entre las ciudades menos competitivas de Colombia

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En los últimos años, las ciudades con menor competitividad han sido Puerto Carreño, Inírida, Mitú, Leticia, San José del Guaviare, Mocoa, Quibdó, Arauca y Riohacha. La mayoría pertenecen a la Orinoquía y la Amazonía, regiones con abundante riqueza natural —especialmente selvas y ríos—, pero con poca infraestructura y limitada presencia estatal.

Los resultados del ICC son contundentes. En 2025, Puerto Carreño (3.15), Inírida (3.18), Leticia (3.33), San José del Guaviare (3.51), Arauca (3.53) y Riohacha (3.96) ocuparon los últimos lugares del ranking nacional. En años previos, la capital guajira registró 4.26 en 2024, 3.67 en 2023 y 3.73 en 2022.

Belleza caribeña frente a los retos del desarrollo

Riohacha es una ciudad mágica e intercultural que emerge frente a la majestuosidad del mar Caribe. Sin embargo, detrás de esa belleza se esconde una ciudad donde miles de personas luchan a diario contra la pobreza.

A pesar de su potencial turístico, energético y cultural, la ciudad enfrenta graves desafíos: la ausencia de un sistema formal de transporte público, la alta informalidad laboral, la limitada infraestructura, el desempleo y la fragilidad institucional. El transporte urbano se sostiene en servicios de taxis, colectivos y mototaxistas que, aunque cumplen una función social indispensable, operan sin regulación ni planificación, reflejando las brechas estructurales que mantienen su competitividad por debajo del promedio nacional.

Así, Riohacha compite en el ranking de la “incompetitividad” con ciudades que crecen entre la selva y los ríos del suroriente colombiano, como Leticia, Mitú o San José del Guaviare. El contraste es simbólico: una ciudad bañada por el mar Caribe comparte rezagos con capitales amazónicas, unidas por la misma exclusión territorial y la deficiente gestión pública.

Un llamado a la acción local

Frente a este desafío, el liderazgo local es crucial. La actual Administración Distrital, en cabeza del alcalde Genaro Redondo Choles, tiene la responsabilidad de revertir los indicadores, liderar procesos de transformación y sentar las bases de un desarrollo sostenible en los dos años que restan de gobierno.

Se requiere una hoja de ruta clara y medible, que combine la riqueza natural y cultural del territorio con una gestión moderna, eficiente y transparente.
Proyectos que generen empleo digno, que incluyan a la juventud —hoy forzada a migrar— y que fomenten la innovación y el emprendimiento son esenciales. Las inversiones en turismo, agricultura, pesca y agroindustria pueden convertirse en motores reales de cambio. Solo así será posible reducir la pobreza, diversificar la economía local y mejorar los índices de competitividad.

Hacia una competitividad inclusiva

El Índice de Competitividad no debe verse solo como una calificación técnica, sino como una herramienta de transformación social. Cada punto ganado en el ranking puede representar mejor educación, más empleo y mayor bienestar.

Los gobernantes tienen la obligación de planificar el desarrollo de sus pueblos, de dejar atrás el estancamiento y la desesperanza que durante años han frenado el progreso local. Por ello, el reto de Riohacha —y de todas las ciudades rezagadas— es demostrar que la competitividad también puede construirse desde la periferia, con liderazgo, innovación y una visión prospectiva que mire más allá del presente y planifique el territorio con eficiencia, sostenibilidad y propósito.

“Entre la selva, el río y el mar se dibuja el verdadero mapa del desarrollo colombiano: aquel que aún espera ser equilibrado. El futuro de Riohacha depende de quienes hoy se atrevan a planificarlo.”

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