Edicion octubre 16, 2025
CUBRIMOS TODA LA GUAJIRA

REDENCIÓN ABSOLUTA, UNA VIDA SALVADA

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Pastor ICBF Riohacha - Robinson Mejía Iguarán
Pastor ICBF Riohacha – Robinson Mejía Iguarán

19. “Así que, hermanos, tenemos libertad para entrar en el Lugar santísimo por la sangre de Jesucristo

Hebreos 10.

Jesús vino a presentar un sacrificio perfecto. Día tras día, muchas veces, los mismos sacrificios y nunca pueden quitar los pecados (v. 11) describen el fracaso de los ministros humanos en contraste con Cristo, que de una vez para siempre (v. 12), con una sola ofrenda (v. 14) presentó un sacrificio perfecto y eterno.

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Jesús está sentado en la diestra de Dios, esperando que sus enemigos sean puestos por estrado de sus pies. El pacto en tiempo futuro (cap. 8) se torna presente con el cumplimiento de Cristo (cap. 10). Dios grabará la Ley de la obediencia en el corazón y la mente de Su pueblo. El antiguo pacto hace memoria de los pecados, mientras que el nuevo perdona las transgresiones. ¡Nunca más se acordará Dios de nuestros pecados!

Por la sangre de Jesucristo, hermanos, tenemos libertad para entrar en el Lugar santísimo del tabernáculo. Gracias al sacrificio de obediencia de Jesús, nuestro perfecto Sumo Sacerdote, nos fue abierto un camino nuevo y vivo, por el cual podemos acercarnos a Dios en plena certidumbre de fe. El autor de Hebreos nos exhorta a acercarnos a Dios con un corazón sincero, purificados de mala conciencia y lavados los cuerpos con agua pura.

Debemos mantenernos firmes en la profesión de nuestra esperanza, considerándonos para estimularnos al amor. Los que por medio de Jesús han sido perfeccionados, tienen virtudes como la fe, la esperanza y el amor. Cuando estas tres virtudes se convierten en un cordón de tres dobleces, glorificamos a Dios, nuestro Padre celestial.

El sacrificio de Jesús en la cruz fue perfecto y absoluto. Por más que nuestros pecados sean graves, la sangre preciosa de Jesús es más que suficiente para cubrirlos y perdonarnos. Por eso, ya no es necesario el holocausto y la expiación para ser redimidos. De hecho, lo único que nos falta hacer es aceptar el ministerio de la cruz y responder a la invitación de la gracia.

Además, debemos vivir teniendo como máximos valores la fe, la esperanza y el amor. También debemos adorar a Dios con un corazón verdadero y aferrarnos firmemente a la esperanza que seremos reyes junto a Jesús. Así mismo, debemos tener una devoción más profunda, alentándonos a hacer el bien y a obrar con amor.

Podemos presentarnos ante Dios con confianza gracias a la sangre preciosa que Jesús derramó en la cruz. Dios les guarde.

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