
18. Entonces dijo Moisés: “Te ruego que me muestres tu gloria”.
Éxodo 33.
La más grande bendición para un cristiano es estar acompañado por Dios. Nada puede significar un gozo mayor que éste. Moisés ruega a Dios que continúe morando en medio de Israel, que es Su pueblo. No necesitan a ningún ángel que Dios pueda enviar, porque si Dios no ha de acompañarlos, ¿para qué le servirá un ángel? Para Moisés, la promesa de Dios de enviarles un ángel no es suficiente ni significa un consuelo.
Su único interés es que Dios vaya en medio de ellos y el pueblo de Israel sea reconocido nuevamente como pueblo de Dios. Gracias a la insistencia de Moisés, Dios responde a su petición y les promete Su presencia, “por cuanto Moisés halló gracia a los ojos de Dios”. El estar acompañado por Dios es una bendición que bajo ninguna circunstancia podemos perder.
Es importante tener convicción. Y es una bendición tener convicción a partir de pequeñas evidencias. Dios promete que guiará a Israel, pero Moisés anhela aún más de Dios. Necesita una señal clara de que Su gracia y misericordia ciertamente estarán con Su pueblo, y le pide que le muestre Su gloria. Quizás piensa que, con esta experiencia, dará mayor convicción al pueblo confundido e inseguro respecto a la gracia de Dios.

Una vez más, Dios le concede su petición. Dios le dice que proclamará Su nombre “Jehová” delante de él y “lo cubrirá con Su mano hasta que haya pasado”, para evitar que muera. Podrá ver Sus espaldas, mas no Su rostro. Cuando tenemos fe y convicción, aunque pasemos adversidades, siempre encontramos fuerzas para continuar hasta la meta, pues una firme convicción y fe en el corazón nos sirven como brújula.
Todo el mundo ha sido creado por la gloria de Dios y continúa existiendo para la gloria de Dios. La gloria de Dios es hermosura y poder santo, la divinidad que no puede ser expresada. Cuando Dios creó al hombre, lo creó a Su imagen y semejanza. Es por eso que la gloria de Dios está presente en el ser humano. Dios le mostró Su gloria a Moisés, quien lo glorificó a través de su vida mediante su obediencia y sacrificio.
Previamente, Moisés había presenciado la gloria de Dios en las nubes, oyendo Su voz y mediante truenos. Aun así, Moisés se atrevió a suplicarle a Dios que le mostrara Su gloria. Moisés anhelaba ver más de la gloria de Dios y, mediante su gloria, quería confirmar el perdón de Dios hacia el pueblo de Israel, que había cometido idolatría. De forma benevolente y misericordiosa, Dios respondió a la súplica de Moisés. Dios cubrió a Moisés con Su propia mano para protegerlo, y le concedió su petición, mostrándole Su espalda. Dios es el Padre de amor y misericordia que muestra Su gloria, sin restricciones, a las personas que Él ama y en quienes confía.
Dios le muestra Su gloria a Sus hijos porque los ama. Dios les guarde.






