
Vuelve el perro y jala el cuero. Con recientes declaraciones del saliente director de cultura, género y juventud José Emilio Sierra, se pone sobre la mesa de debate la posibilidad que uno de los dos entes que administran la cultura en el departamento desaparezca. No sabemos si las declaraciones de Sierra, quien de paso ejerció con decoro el cargo, hayan sido mal interpretadas (y espero que así sea) o si, sus palabras implícitamente sugieran esa aventurada opción.
Lo que expresó a los medios el saliente funcionario es que en el departamento hay “dispersión de recursos para el Fondo Mixto”, lo que implica que una de las dos entidades sobra: Fondo Mixto o Dirección Departamental de Cultura. No es la primera vez que se plantea esta salida a la falta de recursos de la Dirección Departamental de Cultura (liquidar el Fondo Mixto para que la Dirección tenga más recursos). Ya un gobernador anterior lo sugirió y se encontró con la férrea defensa del sector cultural.
En años anteriores el presupuesto de la Dirección de Cultura pasaba los 4 mil millones de pesos. Nada comparables con los escasos 300 millones con los que cuenta ahora para distribuirlos en las necesidades simbólicas de 15 municipios. El primer golpe vino de la redistribución de los recursos de regalías por parte del gobierno nacional. Un segundo mazazo vino con la ordenanza 512 para el acogimiento del Departamento a la ley 550. Allí, se le asestó el más duro golpe a la cultura por la pignoración de los recursos de estampilla pro cultura de nada menos que el 20% durante los años 2022 y 2023. A partir del 2024 y hasta el 2030, sube al 30%. Esto es llevar la casi exclusiva fuente de financiación de la cultura y las artes a sus mínimos presupuestales. Estos recursos ya vienen con descuentos obligatorios como el 20% que se va para el pasivo pensional del Departamento, un 10% para los BEPS de cultura, otro 10% para la red de bibliotecas. Si echamos calculadora, si antes el recaudo de la estampilla pro cultura podía llegar a unos mil millones de pesos, de los cuales unos 600 se usaban para financiar procesos culturales y artísticos, con la ley 550 llegó a algo más de 200 millones el año 2023. Algo así como la cuarta parte de lo que municipios como Riohacha destina al sector cultural.
La falta de recursos de la Dirección de Cultura (culpa, en gran parte de los gobernadores), ha hecho que algunos directores de cultura le hayan “echado el ojo” a las cada vez más menguadas transferencias que, por ordenanza, se debe transferir al Fondo Mixto de Cultura. Hay que señalar que, la última ordenanza recorta también los recursos al Fondo Mixto. La parálisis institucional de la Dirección departamental de cultura, incluso ha llevado que el Departamento cada año se esté quedando con recursos de ordenanza del Fondo Mixto.

Pero, ¿será que la solución es liquidar al Fondo Mixto o en su defecto, la Dirección de Cultura? ¿Técnica y legalmente se podrían fusionar? Se hace necesario hacer algunas claridades. No existe disfuncionalidad institucional. El Fondo Mixto no cumple las mismas funciones que la Dirección, aunque con las afugias del segundo, al primero le ha tocado “auxiliarlo” asumiendo algunos compromisos que el Departamento no satisface. Los Fondos Mixtos fueron creados para que los recursos de cultura se manejaran de manera ágil y sin la paquidérmica tramitomanía de la contratación pública. Por tal motivo, no solo ha manejado con celeridad los recursos de la Dirección de Cultura sino de algunas otras secretarías y municipios. Al Fondo le corresponde la promoción cultural, a la Dirección el fomento, la dinámica del sistema de cultura (consejos de área, de cultura, de patrimonio), la formación entre otros.
Si se liquida el Fondo, la Dirección NO puede cumplir sus funciones, si la que desaparece es la Dirección, el Fondo NO es una dependencia de la Gobernación, su gerente no lo nombra el Gobernador y tampoco se puede homologar a una Dirección o Secretaría. Si se liquida el Fondo Mixto, la ordenanza que lo alimenta también pierde vigencia y no es tan fácil destinar esos recursos para la Dirección de Cultura. Además, recordemos que la Dirección Departamental también administra la política de juventud y género que no hacen parte del horizonte misional del Fondo Mixto.
La solución no es fusionar ni debilitar la institucionalidad. Si desaparece el Fondo Mixto ya las convocatorias transparentes con jurados externos confiables serán remplazadas por compromisos políticos. Más bien hay que buscar cómo devolverle a la Dirección de Cultura los recursos que por ley 550 se les arrancó. José Emilio Sierra ha venido liderando que se modifique el monto de descuentos para la estampilla pro cultura, por ahí es el camino y lo debe seguir Seidy Obregón quien lo remplaza. Hay que pensar en otras fuentes de financiación.
El sector cultural y artístico de La Guajira muy seguramente estará alertado por esa intención que, aunque ahora es una vaga posibilidad, podría seducir a funcionarios del Departamento para escoger el camino más fácil y menos creativo. Fortalecer y no liquidar, señor Gobernador y sus funcionarios.