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En La Guajira todo es distinto. En un departamento marcado por la riqueza cultural y los contrastes sociales, el concepto de liderazgo social tiene matices que llaman la atención y sorprenden. Lo que debería ser una labor altruista y desinteresada, orientada a mejorar la calidad de vida de la gente vulnerable, se ha transformado en algunos casos en un mecanismo para el beneficio personal.
Este fenómeno, que en tal razón podría denominarse líderes sociales con ánimo de lucro, no solo desvirtúa la esencia de la labor social, sino que perpetúa las desigualdades en una región que ha sido golpeada por la pobreza y el abandono estatal, a partir de la actitud de su misma dirigencia, incluyendo algunas autoridades tradicionales indígenas.
Por idiosincrasia, la figura del líder social en La Guajira ha sido reconocida como un pilar fundamental para la defensa de derechos y el progreso comunitario.
Sin embargo, el panorama actual muestra un contraste alarmante. Algunos líderes han encontrado en esta actividad una vía para acumular riquezas y privilegios, adoptando estilos de vida que poco tienen que ver con las necesidades de las comunidades que dicen representar. Mansiones lujosas, vehículos de alta gama y esquemas de seguridad financiados por el Estado son algunos de los símbolos que ilustran esta desconexión entre el discurso y la práctica. Nunca han sabido predicar con el ejemplo.
La Corte Constitucional ha reconocido la importancia del liderazgo social en la defensa de los derechos indígenas y comunitarios. Sin embargo, también es evidente que estas decisiones han sido aprovechadas por ciertos individuos para obtener beneficios personales bajo el disfraz de causas sociales legítimas. En lugar de exigir transparencia en la gestión de recursos públicos o promover soluciones sostenibles a problemas estructurales como la desnutrición infantil o la falta de agua potable, algunos líderes se han convertido en intermediarios políticos o económicos que priorizan sus intereses sobre los comunitarios.
![Líderes sociales con ánimo de lucro…](https://guajiranews.com/wp-content/uploads/2025/02/whatsapp_image_2023-07-24_at_7.50.42_am-1024x768.jpeg)
Lo más preocupante es que este tipo de liderazgo no solo erosiona la confianza comunitaria, sino que también perpetúa un círculo vicioso de corrupción e ineficiencia: la sentencia T302 es un ejemplo clarísimo; hay más de uno enriquecido con esa decisión de la Corte Constitucional.
En La Guajira, donde los recursos provenientes de regalías deberían ser un motor para el desarrollo, su mal manejo ha generado escándalos recurrentes, pero los líderes sociales con ánimo de lucro no exigen rendición de cuentas ni transparencia; al contrario, su complicidad con administraciones corruptas contribuye al saqueo sistemático del presupuesto público, y esta situación contrasta con lo que debería ser un verdadero líder social.
Un líder auténtico actúa con integridad, empatía y responsabilidad. Escucha activamente a su comunidad, comprende sus necesidades y trabaja para generar cambios positivos sin esperar recompensas personales; también respeta los derechos ajenos y no obstaculiza el desarrollo.
En este sentido, algunas capacitaciones promovidas por Uniguajira para formar líderes comprometidos con sus comunidades representan un ejemplo esperanzador. Sin embargo, estas iniciativas aún son insuficientes frente a la magnitud del problema. Es necesario replantear el modelo de liderazgo social en La Guajira desde sus bases éticas y operativas. Esto no solo implica formar líderes con valores sólidos, sino también establecer mecanismos efectivos para supervisar su desempeño y garantizar que los recursos destinados al desarrollo lleguen realmente a quienes más los necesitan.
El liderazgo social debe volver a sus raíces: ser un puente entre las necesidades comunitarias y las soluciones sostenibles. No puede seguir siendo una plataforma para el enriquecimiento personal ni una herramienta para perpetuar sistemas corruptos. Es hora de exigir transparencia, rendición de cuentas y compromiso genuino por parte de quienes llevan a cabo estos roles.
El liderazgo social no puede seguir secuestrado por intereses personales o políticos, sino exigir líderes auténticos que trabajen por el bien común y rechazar a los que utilizan sus posiciones para lucrarse mientras las comunidades languidecen en el olvido; los líderes sociales no pueden seguir funcionando como el azadón: jalo todo para mí. El liderazgo social en La Guajira tiene que estar basado en lo que debe ser: principios éticos, transparencia y un compromiso real con el bienestar de la comunidad. Hay que promover las veedurías ciudadanas.
Y como dijo el filósofo de La Junta: “Se las dejo ahí…” @LColmenaresR