
La pluma dorada en esta ocasión plasma la página en blanco con la tinta fina de su pensamiento, inspirada en un nuevo 2025, un año en el que se debe seguir reflexionando, pero también actuando al reconocer los orígenes, el pasado, lo que se es, la construcción diaria del ser y el saber hacer.
Es el tiempo de entender que somos una sola raza, la humana, creada por Dios, un ser divino, esa parte espiritual que te otorga la vida para que decidas estar en el mundo y así cumplir con tu misión. ¿Cuál es tu misión? Por supuesto, es lo que debes descubrir para que tu estadía o paso por el universo no haya sido en vano.
Un año que terminó y empezó igual que todos los años, con mucha violencia, asesinatos sin control y accidentes por imprudencias.

Pero lo más triste es que la espiritualidad se ha convertido en religiosidad, donde se busca encontrar a Dios y la salvación en muchísimas sectas religiosas, creadas unas para negocio y otras para buscar salvar el alma. En fin, cada quien tendrá su forma espiritual de encontrarse consigo mismo y descubrir su misión en su paso por este universo.
Tantos temas por abordar, por analizar y reflexionar. Uno de esos temas es el clasismo y el racismo, los cuales posiblemente ocurren cuando precisamente esa espiritualidad se convierte en religiosidad, donde, según las acciones de sus líderes, Dios tiene estatus y clase social, llevándolos a la práctica estúpida de decidir quién tiene derecho y quién no. En este caso, un sector de colombianos, que según ellos son blancos y puros, niegan la primera raza de su territorio y los cruces afros que tienen. Da pena verlos elevar su ignorancia y la no aceptación de sí mismos, mirando de reojo al que llaman indio; ignorantes del término, el cual se sale del contexto totalmente, ya que esto hace referencia al gentilicio de la India. Pero tan grande es su ignorancia que lo expresan tan gustosamente para ofender, según su sucio pensamiento, para atacar a aquellos que aún conservan esas costumbres en honor a los que murieron por el no exterminio de la real historia de la América indígena.

¿Cuánta memoria vacía? ¿O será vergüenza de sus orígenes lo que no les ha permitido ilustrar su cerebro para reconocerse como producto de todas las civilizaciones que acamparon este territorio? Muchos colombianos aún no han aprendido a respetar y reconocer los derechos y los orígenes de los que ellos también forman parte. Aquí no hay una raza pura, como la española, la alemana, la inglesa, la rusa, la china. América, en el pasado, fue 100% indígena. Ahora es cuna de varias culturas como la española, la portuguesa, la francesa, la inglesa, la africana, entre otras. Una América indígena que se convirtió en una tierra de distintas mezclas, llevando a nuestros antepasados a luchar por conservar ciertas costumbres y adaptarse a lo que ya hace parte de nosotros. Qué triste ver que los indígenas que aún existen son menospreciados por aquellos que inyectan a su memoria ignorante de su pasado, lo que no les permite mirarse en ese espejo del ayer y no han querido aceptar. Prefieren asumir costumbres de las culturas que llegaron para volverse europeos.

La visita de la senadora Martha Peralta Epieyú a Europa, para esos que se creen españoles y que la señalan como un pecado por ser indígena, ¿será que se han preguntado sobre quiénes, por años, vienen negándose a ilustrarse, a reconocerse, sintiendo vergüenza de su pasado? Según lo que se entiende sobre lo que tratan de manifestar al expulsar su veneno de envidia, es que, si un europeo, un asiático o africano viene a Colombia y viste el atuendo de cualquier cultura de este territorio, estaría disfrazándose al regresar y volver a colocarse su atuendo nativo. “Por Dios”, qué mente calva y salvaje de quien dice esto. Es ahí donde muestra su ignorancia, su verdadera vergüenza étnica al querer disminuir y descalificar a una mujer ejemplar como la senadora Martha Peralta Epieyú. Pero su afán es destilar el veneno que le causa la presencia fina y ejemplar de una diosa wayuu, al vestir de alta moda europea. Es también lógico que hasta en hombres cause este efecto de querer ser una diosa, y que al vestir cualquier atuendo se vea perfecta, ya que han ido y no causan nada. Pero al ver a nuestra senadora perfectamente ajustada a cualquier nivel de moda, causa estos efectos bochornosos, ya que no a todos les va bien la alta moda. Senadora, qué bella se ve. Use lo que quiera, que sus paisanos los colombianos deben acostumbrarse a ver que lo bello, lo fino, se puede apreciar en todas las razas y las clases.

Celebramos la iniciativa de la senadora Martha Peralta Epieyú, digna representante de la mujer wayuu, de la diosa indígena inteligente, capaz de gestionar y de transformar. Celebramos que de ese viaje a Europa le haya nacido un reto y esté organizando proyectos interculturales para nuestras diseñadoras y artesanas, ideas con historia mundial sobre la alta moda, sobre el intercambio de elementos culturales que nos trajeron los europeos y que ahora nos toca conquistar de ellos, para traer y llevar de ese bello mundo que nos toca explorar con mantas o sin mantas.

Estamos en un mundo que debe evolucionar, pero para ello, primero es necesario que aquellos que se creen españoles acepten que deben tomar ejemplo de personajes como nuestra senadora guajira ejemplar, ya que se olvidaron por completo de sus raíces indígenas. Convierten su complejo descalificando al otro, que por muchos años ha mantenido su cultura, cosa que ellos sí perdieron: su originalidad. En cambio, las culturas que, desafortunadamente para los que no tienen identidad, son capaces de vestir, comer y explorar todas las culturas, como nuestra bella y ejemplar mujer wayuu, indígena y colombiana Martha Peralta Epieyú.
