32. “Y todo aquel que invoque el nombre de Jehová, será salvo; porque en el monte Sión y en Jerusalén habrá salvación, como ha dicho Jehová, y entre el resto al cual él habrá llamado”. Joel 2.
Después del castigo divino, viene Su gracia de la restauración. Solícito (Joel 2:18) ha sido traducida de la palabra hebrea kana que significa celar, y denota un amor único y apasionado de Dios por Israel. Dice tendrá misericordia de Israel cuando este fuere afligido por el castigo. Dios restaurará todo lo que ha sido destruido por las langostas (Joel 2:19-26).
El ejército simbolizado en langostas desaparecerá por el mar occidental y oriental; y la tierra de Israel dará hierbas, se llenará de frutos de la vid y del olivo, como también de vino y aceite. Nuestro Dios es Señor y Juez, pero también de restauración. Los que creemos que Dios nos ama, no tememos Su castigo, porque sabemos que tanto el juicio como la restauración, demuestran Su amor por nosotros.
Dios tiene en Su propósito levantar un nuevo pueblo que haya recibido Su Espíritu. Los que recibieron el Espíritu de Dios en el Antiguo Testamento fueron los profetas que transmitían la Palabra de Dios, los reyes y los sacerdotes. Sin embargo, en los postreros días, el Espíritu de Dios será derramado sobre todos, jóvenes, ancianos, varones y mujeres, sin hacer distinción por su condición social o género, y les hablará sin mediador.
Esta es una declaración tan sorprendente como la creación del hombre a imagen de Dios. Dios levantará un nuevo reino, ajeno a ídolos y costumbres humanas. Indica que una nueva era comenzará con la venida del Espíritu Santo. El día de juicio es día de salvación para el que está lleno del Espíritu de Dios.
Joel anuncia el mensaje del juicio de que llegará el ”día de Jehová” y el de la restauración que habrá luego del juicio. El ”día de Jehová” es el día que Dios juzgará a todos. Ese día, el malvado será destruido para siempre, pero quien ”invoque el nombre de Jehová”, será salvo.
Nadie puede saber cuándo será el ”día de Jehová”. Por eso, debemos permanecer siempre despiertos y preparados para recibir al Señor. Esta preparación consiste en obedecer la Palabra de Dios y hacer Su voluntad. El fiel debe permanecer siempre despierto, confiando en Jesús, para tener una verdadera vida de fe.
Dios le da al fiel que se arrepiente una gran bendición y la gracia de la salvación. Dios les guarde.
