14. “En el día del bien goza del bien, y en el día de la adversidad, reflexiona. Dios hizo tanto el uno como el otro, a fin de que el hombre no sepa que trae el futuro”. Eclesiastés 7.
Hay cosas que son buenas y otras que parecen buenas. ”Mejor es la buena fama que el buen perfume, y mejor el día de la muerte que el día del nacimiento” (Ec. 7:1). El sabio valora la buena fama y el elogio que pueda recibir de Dios. Mejor es la muerte que lo llevará al reposo antes que el nacimiento en un mundo lleno de contradicciones. ”El corazón de los sabios está en la casa del luto” (Ec. 7:4) porque examina su vida presente. Los necios se caracterizan por la codicia y por apresurarse a enojarse, y señala que mejor es el fin del negocio que su principio (Ec. 7:8-9). Emprendemos cosas con pasión, pero necesitamos confiar y esperar en Dios quien culminará dicho trabajo. Escojamos lo que es bueno y no lo que parece bueno.
La sombra en medio del desierto preserva la vida del hombre del calor extremo. El Predicador compara la sabiduría y el dinero con la figura de la sombra. El hombre que permanece bajo la sombra del dinero podrá librarse de la pobreza, pero el que busca la sombra de la sabiduría, será rescatado del peligro de la vida. Por tanto, más ventajosa es la sabiduría. Pese a esto, la sabiduría humana no puede enderezar lo que Dios ha torcido (Ec. 7:13), lo que Él ha determinado.
Dios concede tantos días de bien como de adversidad, para que el hombre no sepa qué trae el futuro (v. 14). Debemos, pues, regocijarnos en la prosperidad y examinarnos en la aflicción, para andar con humildad delante de Dios.
Dios endereza y tuerce el camino de la vida. Por eso debemos alegrarnos cuando nos va bien y también en los momentos difíciles debemos mirar hacia atrás. A pesar de que es imposible comprender la voluntad de Dios por completo, si podemos confiar totalmente en la fidelidad de Dios.
Dios siempre está con nosotros en todo tiempo y promete guiarnos por el mejor camino. De este modo, la mejor sabiduría consiste en temer a Dios y conocerlo. Reconocer nuestras faltas y confesar la grandeza de Dios, temer al Padre en todo momento y confiar en Su palabra es un privilegio especial para el fiel y el camino que debemos recorrer
Podremos tomar decisiones sabias, si confiamos en que Dios es quien nos da lo mejor. Dios les guarde.
