
A finales de noviembre de 2022 cundo me desempeñaba como Secretario de Educación del Departamento de La Guajira compartí junto a otros funcionarios una charla informal al finalizar un Consejo de Gobierno con el entonces Gobernador Encargado, José Jaime Vega. Era indudable su euforia, ese día tenía la emoción de un Villanuevero “tira piedra” cuando le hablan de su pueblo cuando está lejos. Lo entendí como uno de esos momentos que parecían marcar el inicio de una nueva era para La Guajira. Nos mencionó que un viaje junto al presidente Petro—no recuerdo si en helicóptero o en el avión presidencial— que ocurrió una conversación que todavía guardo en la memoria con mezcla de ilusión y decepción.
En un ambiente de entusiasmo, el gobernador nos dijo con convicción: “El Presidente va a invertir muchos recursos en La Guajira, la va a convertir en el Dubái de Latinoamérica”, palabras fuertes, cargadas de esperanza, que nos hicieron imaginar un futuro con infraestructura moderna, turismo pujante, empleo digno y un estilo de vida que por fin honrara la riqueza cultural y natural de esta tierra.
Sin embargo, hoy, cuando el calendario marca casi tres años desde ese anuncio y el gobierno nacional se aproxima a su recta final, lo que queda son ecos de esa promesa. Ruidos mediáticos, discursos repetidos y compromisos sin cumplir; las inversiones prometidas no llegaron, las obras no comenzaron, y la transformación soñada quedó atrapada en los discursos, sin aterrizar en la realidad. Universidad, aeropuerto, trenes, transformación energética, turismo, educación y tantas soluciones más.

Peor aún, La Guajira volvió a ser terreno fértil para los escándalos y la corrupción que muchas veces nacen en Bogotá- si o no Señor Olmedo- y se trasladan a esta tierra como sombra. Y lo digo con conocimiento: no hubo delegación que llegara desde la capital sin llevarse las cuentas claras, sin revisar cada cifra, cada contrato, cada ejecución, la transparencia se volvió una vitrina, pero no una práctica.
Vivimos la tragedia de los paros de transporte, que paralizaron al departamento y dejaron a miles sin acceso a salud, educación y trabajo. Fueron días duros, de bloqueos, de incertidumbre, de angustia, y tú, José, estuviste ahí, como un chonpin (jajaja, dicho muy caribe). No como espectador, sino como actor, buscando soluciones, mediando con las comunidades, enfrentando la crisis con serenidad y firmeza.
También fuiste parte de una conquista histórica, después de muchos años, se crearon nuevos establecimientos educativos indígenas, estos hoy benefician a miles de niños y niñas wayuu, que por fin tienen acceso a una educación digna, respetuosa de su cultura y sus raíces, no fue fácil, pero lo lograste y eso habla de tu compromiso con lo esencial.

Acompañaste la ruta de cumplimiento de la Sentencia T-302 de 20175, que declaró el estado de cosas inconstitucional en La Guajira por la vulneración sistemática de los derechos de los niños wayuu, lo hiciste con el programa de extramurales, llevando atención a las rancherías más alejadas, donde el Estado no llega, pero tú sí. Donde no hay agua, ni salud, ni alimentos, pero sí esperanza.
Y así tantas cosas, hermano, has estado en todos los frentes que forman a un verdadero servidor público. Has sido gobernador, contralor, asesor, secretario… y también luchador de calle, pegando afiches con convicción, escuchando a la gente, conociendo sus luchas, viviendo sus carencias. Dios te ha puesto en cada escenario con propósito, como si te estuviera preparando para un reto mayor.

No olvides aquel consejo del 1 de junio de 2024 en Terrazas de Coquivacoa, mientras sonaba Fabián Corrales. Aquel día dijimos que grandes cosas vienen para La Guajira, y que lo importante es ser protagonistas, no espectadores. La puerta está abierta, la promesa que nos hicieron puede convertirse en realidad, pero necesita liderazgo auténtico, manos limpias y decisión firme. Tú conoces esta tierra, sus problemas y sus sueños. Eres de aquí, y esa es tu mayor ventaja.
La Guajira no necesita otro discurso: necesita acción. Y tú, hermano, puedes ser ese actor de cambio que esta tierra lleva tanto tiempo esperando.