LA OBRA SOBERANA DE DIOS
5. “Ahora, pues, no os entristezcáis ni os pese haberme vendido acá, porque para salvar vidas me envió Dios delante de vosotros”. Génesis 45.
El sacrificio de una persona conmueve a muchos. José no pudo contenerse más ante el cambio de sus hermanos y la disposición de Judá, y empieza a llorar. Cuando José se da a conocer, sus hermanos quedan turbados e impactados. José calma a sus hermanos diciendo: “no os entristezcáis ni os pese” (v. 5).
Sus hermanos temían una posible venganza, pero José les revela la voluntad de Dios. Ha entendido como voluntad soberana de Dios la maldad de sus hermanos, y señala: “para salvar vidas me envió Dios” (v. 5). José fue vendido por sus hermanos y afligido en Egipto, pero sabe que Dios le ha enviado para salvar vidas durante los siete años de hambruna. Dios utiliza incluso los errores y las maldades del hombre para hacer Su voluntad.
José se refiere en detalles al plan salvífico de Dios delante de sus hermanos. La frase “para que podáis sobrevivir” (Gn. 45:7) tiene relación con la descendencia y el remanente del cual hablan los libros proféticos. Dios juzgará al mundo con una gran sequía, pero utilizará a José para rescatar el remanente. José sabe con certeza que ha sido enviado primero a Egipto por providencia divina.
Además, ha sido nombrado gobernador para preservación de muchas vidas. Como todavía quedan cinco años más de sequía, José sugiere a sus hermanos venir a vivir a Gosén junto a su padre. Pronto, la familia de Jacob vendrá a Egipto y no solo preservará su vida, sino que se multiplicará.
José era un hombre de fe que reconocía la gracia y la providencia soberana de Dios. Por eso no se queda atrapado en la herida del pasado y pudo perdonar a sus hermanos; él comprendió que hasta aquel acto de maldad que habían cometido sus hermanos era una herramienta de “preservación de vida” para cumplir el objetivo de Dios. De esta manera, Dios hace Su voluntad, dentro de Su buen plan, perdonando nuestro pasado y nuestras heridas.
Además, cambia por completo situaciones imposibles de entender con la experiencia y la razón humana, y nos da Su soberanía y poder. Por lo tanto, debemos confiar en esta gracia eterna de Dios, ya que el verdadero perdón y la reconciliación comienzan al confiar absolutamente en Él. Dios obra soberanamente trascendiendo todo pensamiento y sabiduría humana. Dios les guarde.