Edicion octubre 16, 2025
CUBRIMOS TODA LA GUAJIRA

La Guajira y su deuda con el deporte

La Guajira y su deuda con el deporte
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Columnista - Luis Eduardo Cuao Lubo
Columnista – Luis Eduardo Cuao Lubo

La Guajira dejará de ser un departamento rezagado el día en que sus gobernantes —y también su gente— comprendan que en la educación y el deporte está el futuro de sus jóvenes, y con ello, el de toda la región.

No es posible que se realicen eventos deportivos de alto nivel y que ni las autoridades ni la ciudadanía los acompañen. En demasiadas ocasiones la percepción es clara: si no hay música, no hay interés. Aún más preocupante resulta la falta de apoyo familiar: padres, hermanos y tíos de los jugadores brillan por su ausencia en las tribunas, mostrando un desapego doloroso que golpea directamente a quienes más necesitan ese respaldo: los jóvenes.

La Guajira no puede seguir creyendo que “pintar la casa” basta si por dentro todo sigue en desorden. El deporte debe ser parte esencial de cualquier estrategia social, porque es una vía real para alejar a los jóvenes de las drogas, el alcohol y la violencia.

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Hace poco lo vimos de forma tangible: un equipo fue armado a última hora por un miembro de la Policía Nacional para completar una cuadrangular. A pesar de las dificultades, los muchachos se entregaron con pasión en la cancha y lograron algo más valioso que un trofeo: escapar, aunque fuera por unos días, de un entorno difícil. El uniformado, emocionado, reconocía que el simple hecho de verlos alejados del riesgo ya era una victoria.

Eso es lo que deberíamos estar impulsando. No es momento de hablar de campeonatos ni de estadísticas, sino de hacernos preguntas incómodas: ¿dónde están las instituciones? ¿Dónde está el compromiso ciudadano?

Lo que vivimos durante ese evento fue desalentador. Tuvimos que prácticamente suplicar a la administración distrital para que permitiera su realización. Los escenarios deportivos estaban en condiciones deplorables: baños inservibles, sin agua y completamente sucios. Un visor internacional prefirió regresar al hotel antes que usarlos. Y aun cuando los organizadores nos ofrecimos a limpiarlos, no había siquiera conexión de agua disponible.

No se puede normalizar lo inaceptable. No podemos seguir repitiendo frases como “así es Riohacha” o “esto aquí siempre ha sido así” como excusa para la desidia. El guajiro debe dejar de conformarse con lo mínimo y empezar a exigir más.

Porque el deporte no es un gasto, es una inversión social. No es un lujo, es una herramienta de transformación. Y no puede seguir siendo relegado por falta de voluntad política o apatía ciudadana.

La Guajira no puede darse el lujo de seguir de espaldas al deporte. Ya es hora de cambiar.

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