Edicion octubre 6, 2024

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Columnista – Fabrina Acosta Contreras

Se habla mucho de La Guajira, de sus crisis, de sus históricas situaciones de corrupción, de sus bonanzas, se le juzga, se le atropella, muchos no conocen esa bella tierra y nos tildan (a quienes hemos nacido en ella) de “salvajes” y “peligrosos”, sin embargo, hoy quiero hablar de cómo nos necesita La Guajira, nos necesita unidos y en visiones colectivas, lejanas al “canibalismo” absurdo que se vive, el que lleva a desprestigiar lo que otros hacen, esa mirada de que todo es malo, esa soberbia desvestida en las redes sociales, atacando todo y por todo.

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En este sentido, se necesita urgente que se desarmen los espíritus y que se abandone el EGO exacerbado que hace creer que se tiene la verdad absoluta de las cosas; La Guajira nos necesita unidos y fortalecidos, que se extinga la necesidad de dañar al otro, por ejemplo, si gana una elección popular buscan tumbarlo dejando en una ingobernabilidad absoluta al departamento y hundiéndose más en la dimensión del fracaso.

Es interesante observar los comentarios en redes sociales hacia algunas iniciativas ciudadanas, políticas, culturales o comunitarias, “Eso no sirve de nada” “ La Guajira no necesita esa iniciativa” “ Más de lo malo”, todo lo cuestionan desde su indiferencia, desde sus pocas acciones, no hacen nada pero tampoco quieren que hagan, critican sin argumentos, sin conocer los procesos, solo con la intención de proyectar sus cargas negativas y ojo, no hay que confundir el pensamiento crítico con la rabia desenfrenada, no son críticas constructivas las que solo buscan atacar lo que otros hacen, por ello, quienes están enfermos de canibalismo cultural y de absoluta desesperanza, no deberían ser polinizadores de esas malas energías sino tomar distancias y desde ahí aportan más.

Aquel que considera que la Guajira es un proyecto inviable, que ya se la robaron toda y que no hay nada que hacer, quédese en silencio y desactive el opinador porque solo va a obstaculizar, permítele a quienes creen seguir haciendo y aportando sin perder la motivación, no desanime, no la embarre, no todos tienen que estar solo para criticar y dañar, La dama de Colombia – La Guajira – se puede reinventar, es cierto que el panorama es crítico que no la tenemos fácil, pero tampoco es imposible, y mientras haya vida quedan esperanzas.

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Es triste ver comentarios cargados de desenfrenada soberbia contra aquellos que se atreven a pesar de – lo desafiante – que es, a luchar y trabajar por el bien común y la justicia social de una tierra que merece y necesita a su pueblo unido y con el respeto por las diferencias activado, con la autoestima regional en modo ON y la compasión social a todo dar.

Una Guajira unida, sin canibalismo absurdo, con su gente solidaria y en dinámica colectiva incluyente, ya es hora gente de no autoflagelarse y peor descargar violencia como río crecido sin control.

 

 

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