Edicion febrero 15, 2025
CUBRIMOS TODA LA GUAJIRA

LA DEVOCIÓN QUE RECONOCE EL SEÑOR

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44. “porque todos han echado de lo que les sobra, pero ésta, de su pobreza echó todo lo que tenía, todo su sustento”.

Marcos 12.

Pastor ICBF Riohacha - Robinson Mejía Iguarán
Pastor ICBF Riohacha – Robinson Mejía Iguarán

Si no aceptamos a Jesús como el Hijo de Dios, no podremos entender bien las Escrituras. Los escribas copian la Ley y enseñan a otros; no obstante, ignoran la Palabra de Dios. Ellos entienden que el Mesías, hijo de David, será solo un libertador político de Israel. Sin embargo, David, el rey más importante de Israel, confesó que el Mesías era Su Señor, inspirado por el Espíritu Santo y presentó alabanzas al Mesías que se sienta en la diestra de Dios hasta que sus enemigos sean puestos por estrados de sus pies (Sal. 110:1),

Jesús cita un salmo davídico para enseñar que el Mesías no solo es hijo de David, sino el Hijo de Dios (v. 37). Jesús vino del linaje de David (Ro. 1:3), y es el Cristo, el Hijo de Dios que tiene potestad para perdonar pecados.

Jesús advierte a los escribas de su hipocresía, porque aman recibir salutaciones, vestidos con largas ropas de los ritos religiosos, sentarse en los primeros asientos en las sinagogas y ofrecer banquetes con autoridad. Además, piden un precio exuberante a las viudas que solicitan orientación legal respecto a la herencia de sus difuntos maridos, y hacen largas oraciones para demostrar mayor piedad. Serán reos de juicio divino si no dejan de utilizar su posición para obtener beneficios indebidos. Por otro lado, Jesús ve la consagración de una viuda pobre que ofrenda dos blancas. Es todo el dinero que tiene, y demuestra fe y verdadero amor por Dios.

Su consagración se contrasta con la codicia de los ricos. Los ojos de Dios se posan sobre nuestra consagración y santidad.

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Jesús revela claramente Su autoridad como Mesías, a través de la disputa con los líderes religiosos. Estos negaban Su autoridad, pero Jesús es el ”Señor” de todos, a quien David proclamó inspirado por el Espíritu Santo. Jesús enseña sobre la vida del pueblo del reino de Dios por medio de la actitud incorrecta de los líderes religiosos. El pueblo del reino de Dios debe permanecer siempre despierto y evaluar su corazón con la Palabra; debe detestar la hipocresía y la falsedad, y servir a Dios con un corazón sincero.

De este modo, le entrega todos sus bienes, su tiempo, talento, etc. desde lo más profundo de su corazón a Dios, quien le dio todo eso por Su gracia.

Una vida como esta se sigue de reconocimientos y recompensas. El fiel teme a Dios y se dedica al Señor con un corazón honesto y devoto. Dios les guarde.

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