
Después de haber escuchado el llamado al Diálogo Social por nuestro departamento de La Guajira, realizado por el Obispo de la Diócesis, Monseñor Francisco Ceballos, solo me resta manifestar mi total respaldo y solidaridad con dicho pronunciamiento.
La región vive momentos de grandes retos y desafíos que requieren un enfoque integral y coordinado que involucre a todos los actores: gobierno nacional, departamental y local, congresistas, academia, comunidades indígenas, afrodescendientes, siriolibaneses, sector privado, organizaciones de la sociedad civil y cooperación internacional.
En buena hora, la Iglesia se ha ofrecido como facilitadora de este proceso, lo que podría permitir superar las diferencias ideológicas, religiosas o partidistas, y llevar a un buen resultado esta importante iniciativa.

Desafíos: estructurales y coyunturales
Algunos desafíos son estructurales, otros coyunturales. Entre los estructurales se encuentran la escasez recurrente de agua, el insuficiente acceso a servicios básicos como salud, empleo, educación, vivienda y orden público.
A esto se suman temas coyunturales, como el cambio climático, conflictos territoriales, dificultades de conectividad y el creciente y preocupante fenómeno de la migración. Son retos mayúsculos que requieren un manejo integral para generar grandes logros en el desarrollo económico y social de nuestra región.
Este es un propósito que deseamos alcanzar, dejando de lado errores y equivocaciones que, en nuestro trasegar político y administrativo, hayan podido ocurrir.
La meta es fomentar el progreso de La Guajira, y para ello, debemos trabajar todos unidos con ese objetivo.