2. “El siervo prudente se impondrá al hijo indigno, y con los hermanos compartirá la herencia”.
Proverbios 17.
Una familia armoniosa no es aquella que tiene muchos bienes materiales, sino la que se ha establecido sobre la fe en Dios. Un bocado seco es suficiente como para traer paz al hogar; como una familia puede tener muchas riquezas y no cesar de tener pleitos entre sus miembros. De ninguna manera puede la pobreza constituirse en un motivo de conflictos, porque nos proporciona una oportunidad para alcanzar la madurez y ver a Dios.
Los que han sido probados en el crisol de sufrimiento y de dolor y han salido de allí victoriosos, hallan contentamiento en Dios. Nadie puede menospreciar a su prójimo por su pobreza. Todos fuimos creados a imagen de Dios y al menospreciar a alguno, estamos ofendiendo a Dios y por tanto, seremos juzgados severamente. Cuando tratamos al prójimo con respeto y honra, entendemos que la familia es una corona y bendición de Dios.
El necio transita por el camino de la destrucción y lleva a su familia y amigos al mismo camino. Si vemos faltas en los demás, pero las cubrimos y les perdonamos, ellos pueden ser impactados y cambiar; más si andamos divulgando sus faltas, lo único que logramos es apartarnos de ellos. Las palabras y las obras del necio son como la osa a la cual han robado sus cachorros, porque hiere el corazón de muchos.
Rechaza la autoridad y orden legal debido a sus prejuicios y obstinación, tratando de provocar una rebelión, poniendo en peligro la vida y la seguridad de otros. Con unas pocas palabras de consejo podemos hacer volver al sabio de sus errores, mientras que cien azotes no son suficientes para cambiar al necio. Es una necedad entablar amistad con los impíos.
Quien es puesto a prueba por Dios escucha el consejo del prudente, y obra sabiamente y recibe bienes y una familia feliz. Además, acoge a los débiles y comparte la bendición que recibió.
Por el contrario, el necio ama el soborno, se aparta de los amigos, es traicionero, y será castigado por Dios.
El fiel se vuelve sabio a través de las pruebas, y debe compartir con su prójimo la bendición que recibió gracias a su prudencia. Dios les guarde.
