
Jairo, el compañero, el amigo, el hermano, el consejero, el funcionario, el político, el docente, el profesional, el padre, el buen vecino; has dejado en nuestras mentes y corazones, una huella indeleble de virtudes, que describen tu personalidad como un excelente ser humano.
Compartimos, por mucho tiempo, espacios de convivencia institucional, desde el seno del Consejo superior de la Universidad, que bien vale la pena recordar; me parece sentir tu presencia física, con aquella forma particular de irrumpir en el dialogo, escuchar pacientemente, como los grandes sabios; pensando, hilando ideas y esperando el momento justo, para lanzar de forma estrategica, la artillería de ideas, inteligentes y argumentadas; haciendo alarde de una de sus competencias, que lo acompañó en toda su vida pública, la elocuencia y sus largos discursos cargados de buen juicio; talvez, producto de la experiencia y la estructura cognoscitiva que da la edad, proponiendo muchas veces la solución a problemas o temas planteados, “Jairo es una biblia” decíamos, para hacer referencia a sus dotes de parlamentario y funcionario jugado; esta característica la acompañaba con su espigada y delgada figura, que aún conservaba a pesar del paso del tiempo.

Jairo, con tu ejemplo, nos enseñaste amar a la universidad y convencernos que estas, como templos del saber, deberían participar en las grandes transformaciones sociales; por lo tanto, el liderazgo y la participación política activa, era necesario para forzar dichos cambios, que deberíamos formar los grandes hombres que necesitaba La Guajira; no obstante, muchas veces se autoflagelaba y repetía, fuimos una generación fallida; afirmación que hacía cuando de alguna forma tocábamos problemas que seguían sin solución después de muchos años en nuestro departamento.
No cabe duda, que Jairo, fue un luchador incansable por ver una universidad creíble, de impacto, investigativa y transformadora de la realidad social, y creo que partió con muchas satisfacciones, no podía ocultar sus emociones cuando veía y escuchaba las buenas noticias de su crecimiento académico, físico y de cobertura “la universidad es el proyecto político más importante y quizás lo único para mostrar en estos momentos en La Guajira” expresaba. “No nos equivocamos en elegir”, ahí exteriorizaba otro de sus rasgos de personalidad la leatad.
También, impregnó en nosotros su visión del manejo de la política y de la defensa de los intereses de La Guajira, con tristeza hacia mención de las inequidades de la nación con el departamento y del tratamiento de las multinacionales hacia nuestros recursos, abanderó temas ambientales como el arroyo Bruno y el Cerrejón, con vehemencia nos decía, damos mucho y recibimos tan poco, esto no puede ser así.
En fin, compañero Jairo, fuiste un ser con virtudes y errores propios de los humanos, con valores y principios, como la integridad, el respeto, la leatad, la transparencia, el amor, el control emocional, el liderazgo, la visión y la persistencia, son entre otros, los que recordaremos y aplicaremos en tu honor.
Hoy te damos un hasta luego, compañero Jairo.