Hay hombres que no necesitan cargos para ser autoridad, ni micrófonos para ser escuchados. Hay hombres que hacen de la constancia un ritual y de la palabra un acto de servicio. Hermes Francisco Daza es uno de ellos.
Desde hace más de tres décadas, Hermes ha presidido un almuerzo que nació sencillo, casi íntimo, como nacen las cosas verdaderas: para rendir homenaje a los periodistas, a esos caminantes de la noticia que escriben la historia diaria sin aplausos ni alfombras. Lo hizo como periodista, como columnista, como hombre de medios; pero sobre todo, como sanjuanero comprometido con su tierra, con su cultura y con su gente.
Con el tiempo, aquel almuerzo se fue consolidando como un acto cultural de alto valor simbólico, articulándose de manera natural con la fundación y el espíritu del Festival Nacional de Compositores de San Juan del Cesar. Ya no era solo un encuentro para periodistas: se convirtió en un escenario donde la palabra, la música y la gratitud se dan la mano. Allí, año tras año, se elige al Compositor del Año, se honra la trayectoria, se reconoce el mérito real ese que no se compra ni se hereda, y se celebra la cultura sin cálculo político.
Este año, el compositor del año fue Richard Dazw, en un acto que reafirma que en San Juan del Cesar el talento aún encuentra lugar cuando hay conciencia cultural que lo defienda.
Pero hablar de Hermes Francisco Daza es hablar también de su manera de hacer periodismo, un periodismo que convoca, que une, que construye, que no excluye ni divide. A eso se suma su invaluable aporte a través de la revista Costumbre Sanjuanera, una publicación que se ha convertido en vitrina de lo mejor de nuestra identidad, espacio de encuentro para periodistas locales, regionales y nacionales, y archivo vivo de la memoria cultural del territorio.
Por eso no sorprendió, aunque sí alegró, que en el marco de este almuerzo la Asamblea Departamental de La Guajira le rindiera un merecido reconocimiento por su aporte al periodismo, a la cultura, al folclor, a la música y al desarrollo simbólico de San Juan del Cesar. Fue un aplauso colectivo, sincero, largo; de esos que no se ensayan, de esos que nacen cuando el reconocimiento es verdadero.
En ese mismo acto fueron exaltadas otras personalidades que no son aves de paso, sino raíces profundas del municipio y la región.
A Edwin Estrada, hijo adoptivo de San Juan del Cesar, por su aporte a la arquitectura urbanística moderna, por ayudar a pensar un municipio con visión y estética.
A Alfonso Pérez, Poncho Pérez, rector de Infotep, por sembrar educación, formar técnicos y profesionales que hoy le sirven no solo a San Juan, sino al departamento y a toda la región.
A los compositores Franklin Moya y a Marciano Martinez exaltados por su aporte musical.
Fue también un momento de memoria para el doctor Bolaño, un ser humano que en su vida pública entendió que nacer es también venir a dejar huellas.
La magia del evento tuvo voz femenina: Taty Daza, joven artista invitada, quien con su canto honró no solo a los presentes, sino al homenajeado de la 48ª versión del Festival de Compositores, el inolvidable Luis Egurrola, demostrando que la música también es agradecimiento.
La conducción del evento estuvo en manos de Ana Cecilia Fuentes, la mujer de los ojos de cielo y mar, cuya voz le dio cuerpo, ritmo y alma a todo lo que Hermes Francisco diseña cada año con su pensamiento meticuloso y sensible. También ella fue exaltada por la Asamblea, porque cuando la palabra se dice con dignidad, también merece reconocimiento.
Este almuerzo fue, en esencia, una celebración de lo que permanece. Y por eso mismo, no pasó desapercibida la ausencia de sensibilidad de quienes, desde cargos públicos temporales, miraron con indiferencia los reconocimientos otorgados. El poder, cuando se confunde con eternidad, suele olvidar que es pasajero; que los cargos son prestados y la historia no.
Conviene recordarlo, los cargos pasan, las obras quedan.
