Comienzo diciendo que “Fundingue” quiere decir festival, fiesta. carnaval, jolgorio. Fiesta popular o fiesta de pueblo. Cada año electoral se convierte en el gran carnaval de los pueblos, el que tiene la mano mala, si se pone las pilas hace su agosto, los artistas consiguen conciertos, los publicitas y periodistas tienen su cuarto de hora con las ventas; a los emprendimientos digitales, gastronómicos, de sonido y montaje de eventos “se les arregla la mano” y así un sinnúmero de cosas que se mueven en el fundingue electoral, es un tiempo del derroche, del festín de los pueblos, el exceso en todo desde el ruido constante entre jingles y demás, hasta las promesas que hacen los candidatos que muchas veces parecen más fantasías que planes de gobierno.
En el fundingue electoral se vale todo, aunque en lo normativo no se muestre así; claramente en los bordillos y en las esquinas todo se cocina como si fuera bueno, la calle no dice lo mismo que la institucionalidad y eso ha quedado demostrado ante tanta violencia y corrupción política/electoral que se ha denunciado en diferentes territorios del país, campañas tan conflictivas que en lugar de esperanzas generan miedos.
Este fundingue electoral deja enemigos, problemas familiares, discordias, deudas, ganadores y perdedores, el 30 de octubre lo cierto es que muchos tendrán guayabo o resaca política, sabiendo que el “Agosto” ya pasó y seguirá la pobreza extrema esparcida como arroz blanco en una boda y la riqueza hiperconcentrada en los más “privilegiados”, por otro lado, quienes no se hablaban verán cómo se arreglan porque igual el mundo continúa y ya es tiempo del reposo de emociones.
Yo sueño con que este fundingue no sea solo un tornado de desorden social, sino que se prioricen las grandes propuestas y no se tenga que escoger al menos peor sino al mejor, que no se usen los temas como moda para conquistar votos, temas como mujeres, niñez, inseguridad, que no sean una endulzada de oídos, es fundamental entender que si las regiones van bien el país va bien, porque Colombia existe por sus territorios y si estos van mal toda la nación va mal, el bien común debe estar sobre el interés (ambiciosamente) individual.
Todos y todas hacemos parte por indiferencia, por pensamiento, omisión o acción del sistema corrupto, lo que marca la diferencia es hacer resistencia y crear realidades anticorruptas, donde se acabe la lógica – fulanito roba, pero hace – o se califique de bueno al político de turno porque nos da un contrato.
En el fundingue muchos dicen no al continuismo de malos gobiernos y maquinarias políticas, otros quieren darles oportunidad a propuestas alternativas y muchos solo quieren que pase esto rápido y que sea 30 de octubre para descansar de tanta contaminación auditiva y poco a poco comenzar a salvarse de la contaminación visual.
Lo cierto es que el 30 de octubre será otra la narrativa para quienes ganen y estén seguros de dicho triunfo, sin embargo, para otros comienza el clamor por la curul, el reconteo y todo el padecimiento propio de la guerra de votos para llegar al Concejo o a la Asamblea, en el caso de los candidatos a las alcaldías o a las gobernaciones, rogar para que la diferencia sea tan clara que el contrincante salga a aceptar de manera serena su derrota, en todo caso el fundingue (obligadamente) baja las revoluciones y ya no son conciertos masivos ahora son las avanzadas cuidando los votos y para algunos el estudio de nombres para formar su equipo de gobierno, cosa que no es fácil cuando se tienen tantas deudas y compromisos establecidos para lograr el poder.
El gran aprendizaje que debemos tener es que – todo pasa – y no tiene sentido amarrar peleas innecesarias, asimismo, tener en cuenta que de las decisiones del presente dependen muchas cosas, por ello, la ciudadanía a las buenas o a las malas, debe aprender a votar sin cargas viscerales y cortoplacistas, es momento de crear consciencia política más allá de los fundingues electorales que solo son endulza bobos pero que al final dejan en la miseria a los pueblos que hasta el olvido, los olvida.