Edicion julio 4, 2025
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“elarca Científicas para la Salud”: La Guajira necesita más que medicina, necesita conocimiento con propósito

“elarca Científicas para la Salud”: La Guajira necesita más que medicina, necesita conocimiento con propósito
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Iliana Curiel Arismendy, científica wayuu, es reconocida por Nature por su labor en la integración de saberes ancestrales y medicina moderna
Iliana Curiel Arismendy, científica wayuu, es reconocida por Nature por su labor en la integración de saberes ancestrales y medicina moderna

En un territorio donde el 61,3 % de los hogares rurales vive en pobreza multidimensional, solo el 5,8 % tiene acceso a internet y más del 70 % carece de agua potable, según datos del DANE. Y a esto se suma la desnutrición infantil persistente, la alta deserción escolar y una creciente obesidad en adultos, exacerbado por la pobreza, la falta de acceso a servicios básicos y otros factores sociales y ambientales[1], hablar de ciencia no puede seguir siendo un privilegio de las grandes capitales. En La Guajira, necesitamos científicas con propósito, jóvenes que comprendan que la salud del territorio no es solo un ejercicio clínico, sino una apuesta social, cultural y política.

Por eso nació elarca Científicas para la Salud, un programa de intervención social creado por la Organización Los Hijos del Sol, en alianza con la Universidad de La Guajira, desde su Dirección de Extensión y la Facultad de Ciencias de la Salud. Esta experiencia formativa, vivencial y profundamente humana, benefició a 30 estudiantes de Nutrición que durante seis meses participaron en entrenamientos para fortalecer sus habilidades científicas, sociales, vocacionales y emocionales. Este programa incluyó metodologías vivenciales y participativas, fortaleció la autoestima, el liderazgo y la vocación científica, conectando el conocimiento académico con los desafíos reales de sus comunidades.

“Las jóvenes no necesitan más discursos motivacionales. Necesitan espacios donde puedan sentir que su historia importa, que su voz tiene poder y que su liderazgo puede transformar realidades”, señala Eleonora Arango Castrillón, entrenadora del componente de habilidades sociales y emocionales. Durante el programa, las participantes aprendieron a identificar sus emociones, a comunicarse con empatía, a tomar decisiones con criterio y a reconocerse como sujetas políticas de cambio.

En un mundo laboral y profesional cada vez más complejo, atravesado por la incertidumbre, la inteligencia emocional, el liderazgo colaborativo y la capacidad de escucha se han convertido en habilidades esenciales. No basta con saber; hay que saber hacer, saber convivir y saber cuidar. “Una joven científica no solo debe conocer métodos y estadísticas. Debe saber liderar con empatía, construir redes con propósito y tomar decisiones desde el respeto por la vida y la diversidad”, afirma Eleonora.

Desde el componente científico e investigativo desde salud pública, guiado por la doctora Iliana Curiel, las estudiantes desarrollaron preguntas de investigación, nuevas vocaciones científicas desde la nutrición, como desnutrición, obesidad infantil, entornos escolares no saludables, anemia, analizando estas problemáticas desde su experiencia territorial. “La ciencia no comienza en los muros de las universidades ni se limita a los laboratorios. Comienza en la pregunta que nace del corazón de una mujer que quiere transformar su entorno”, expresa la científica guajira.

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Las jóvenes no solo aprendieron a investigar; aprendieron a mirar. A conectar su formación profesional con las realidades de sus comunidades. Comprendieron que “la salud es política, y por tanto, su ejercicio profesional también lo será”.

La iniciativa cerró con la Jornada FloreSER, un evento académico y simbólico liderado por la empresa Novo Nordisk, en el que se ofrecieron charlas con expertas, un conversatorio sobre el rol de las mujeres en la ciencia, innovación, manejo de redes sociales y marketing y se entregaron 10 becas para estudiar inglés y 30 computadores portátiles, la entrega simbolizó mucho más que un gesto. Fue una acción concreta para cerrar brechas digitales, potenciar la continuidad académica y garantizar autonomía tecnológica a jóvenes que se forman desde contextos de desigualdad. Promover vocaciones científicas en un territorio que necesita ser sanado es una decisión política: es sembrar futuro donde históricamente se ha negado el acceso a la ciencia, la tecnología y el conocimiento. “Estas jóvenes no son beneficiarias. Son investigadoras en formación, líderes comunitarias, referentes de una nueva generación que piensa, pregunta y actúa.”  “Donar un computador no es regalar una máquina. Es sembrar autonomía, justicia digital y capacidad para crear soluciones desde y para el territorio.” Mencionó Iliana Curiel.

El impacto fue profundo. “Aprendí que puedo hablar en público sin miedo, que mis ideas tienen valor”, dijo una de las participantes. Otra joven expresó: “Creía que la ciencia era solo para unos pocos. Hoy entiendo que también es mía, que también puedo investigar y aportar”.

Este tipo de programas son mucho más que un evento. Representan una transformación necesaria en la manera en que se forma talento humano en salud en regiones con profundas desigualdades. La Guajira no necesita más teorías importadas sin contexto. Necesita mujeres formadas desde el territorio, con herramientas científicas, pero también con consciencia social.

El desafío está lanzado. Desde Los Hijos del Sol, seguimos comprometidos con construir propuestas que integren la ciencia con la dignidad, la salud con el derecho, y el conocimiento con la equidad.

📍 Conoce más en: https://loshijosdelsol.org/elarca


[1] Crisis humanitaria en la guajira- Las intervenciones estratégicas del gobierno, consultado en https://colaboracion.dnp.gov.co/CDT/PublishingImages/Planeacion-y-desarrollo/2023/agosto/pdf/2023-08-25_Art3_PyD.pdf

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